Un año más sumidos en la crisis. Me recuerda la voracidad de los bodones de río, aquellos de los que oíamos hablar a los mayores, capaces de arrastrar y enterrar entre el remolino de sus aguas turbias cuanto encontraba a su paso.
Como ellos, muchas cosas se ha llevado por delante la crisis en nuestro país: el respeto que las naciones más prestigiosas del mundo tenían a España, o su riqueza, de la que el Sr. Rodríguez Zapatero se vanagloriaba. No era suya, pero él solito se encargó de dilapidarla en poco tiempo.
Eso y las consecuencias de una situación que no supo prever ni descubrir ni reconocer y, menos aún, gestionar cuando ya la tuvo encima, dieron al traste con el tejido empresarial español y consecuentemente con el empleo.
Sobre el país rico de hace unos pocos años y ahora empobrecido, pende ahora la sombra de un posible rescate económico por parte de la UE que tal vez no llegue, por lo que supondría para el conjunto su repercusión sobre el Euro. Pero ahí estamos.
Aprovechando la atención de los españoles a esa situación o para desviarnos de ella, pilares fundamentales de nuestra cultura como el respeto a la persona y a la familia, lugar natural donde la persona nace, crece y aprende los valores de la convivencia que luego llevará a la sociedad, fueron expuestos por nuestro primer mandatario, como pasto para saciar la voracidad de la crisis.
Da la impresión que quisiera pasar a la Historia,- a falta de más honrosas glorias-, como el Presidente abanderado del relativismo, que cambió la fisonomía social de España. Aunque podría pasar también como el adalid de la prohibiciones o el negador de derechos, incluidos los de los padres a la educación de sus hijos. Este es el panorama de 2011.
Mientras tanto los de a pie, los que constituimos la sufrida sociedad que todo lo soporta, ¿qué hacemos o qué tendíamos que hacer?
“No podemos hacer nada” es la clásica respuestas, pero no es verdad. Podemos:
Sacudir la comodidad propia de una sociedad de consumo que ya ha pasado; despabilar la pereza y estimular la actividad; abandonar el pasotismo y fomentar la responsabilidad personal; estimular la imaginación para encontrar pequeñas iniciativas que sirvan para hacerle saber que somos libres y responsables y que no estamos dormidos.
Millones de personas este año, seguirán sufriendo en España por culpa de la crisis. Si con nuestras iniciativas no podemos mejorar su vida, que noten, a través de nuestro empeño por hacer algo en su favor, que no están solos.