A la independencia de Cataluña sobrevendría un estado islámico en pocas décadas

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En un artículo publicado en el rotativo El Mundo, Luis María Anson de la Real Academia Española, ha elogiado el  libro de Javier Barraycoa, titulado “Cataluña Hispana”.
En dicho artículo, el académico afirma que: ”Si la parálisis arriólica no  mantuviera a Mariano Rajoy inmóvil en la silla curul de La Moncloa, el  presidente del Gobierno habría financiado una edición especial del citado  libro para hacerla llegar a todos y cada uno de los hogares catalanes”.

Sería una gran idea ya que los actuales catalanistas tienen tan poco de  catalanes, que no conocen ni su verdadera historia. El veneno nacionalista  es un enfermizo sentimiento, con el que sus dirigentes nublan la realidad histórica de la verdadera Cataluña, con  la única intención de DESTRUIRLA ESPIRITUALMENTE, para que, de entre sus restos nazca, una nueva y tiránica
realidad, en la que las corruptas élites del catalanismo puedan lucrarse y someter al pueblo de Cataluña.

Pero puesto que el nacionalismo es una infecciosa pestilencia que se está extendiendo por toda España, los  españoles debemos estar prevenidos contra el mismo.

El nacionalismo es siempre un planteamiento intelectualmente caduco y regresivo que nos conduce hacia una  balcanización que nos aparta de toda vía de progreso y bienestar, en una era en la que se tiende a buscar la  globalidad.

El nacionalismo es siempre una ideología débil e incapaz de ofrecer una definición rigurosa de la identidad  nacional, porque han de renegar de su realidad histórico-social y de todo patriotismo, para dar paso al engendro  político que nace, y lo hace siempre homogeneizando las prácticas culturales preexistentes bajo denominadores  comunes.

La lengua catalana no era homogénea, hace un siglo era mucho más plural con multitud de dialectos. Pero el  catalanismo extendió el dialecto a toda Cataluña, arrinconando y empobreciendo la antigua riqueza de la  lengua catalana.  No ha existido un pueblo sobre la tierra más católico y tradicionalista que el catalán. Pero ni la fe católica ni los  más férreos defensores de la misma, son del agrado de ningún nacionalismo, porque el católico nunca es excluyente y  siempre defiende el “Bien Común”.
Se podría vaticinar que, si algún día los catalanistas consiguieran la independencia de Cataluña, ésta  devendría en un estado islámico, en pocas décadas.

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