Aborto e instrumentación femenina

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aborto4Salvo contadas excepciones en la Historia, la mujer ha estado sometida y dominada por el hombre, quien le restringe sus derechos y libertades. La práctica del aborto era ya conocida muchos siglos antes de nuestra era. En los pueblos primitivos el jefe de la familia podía vender e incluso matar a sus hijos, aún antes de nacer.

En la actualidad las decisiones e imposiciones de los hombres también suponen factores importantes en todo el proceso del aborto, sobre todo en las relaciones tradicionales de dominio masculino/subordinación femenina.
 
Las mujeres suelen estar más en contra del aborto que los hombres. Un gran número de mujeres entienden que el derecho al aborto solamente permite que el marido, el padre, el empleador, o el amante pueda más fácilmente quitarles la mayor de las satisfacciones de sus vidas: el amor de un hijo. El 64% de las mujeres que abortan en los EE.UU se sienten presionadas por otras personas y casi siempre abortan para satisfacer los deseos de personas que no quieren acoger a su hijo.
 
En cerca de la mitad de las mujeres que se plantean un aborto la decisión del varón es el factor determinante para no desear continuar un embarazo. El 38% de los hombres plantean “razones de él” para recurrir a un aborto (él no estaba dispuesto a continuar el embarazo, ella no era la persona indicada, él no quería casarse). Para muchos hombres el aborto supone una solución conveniente que les libera de cualquier responsabilidad como padre, y, a la vez, conserva a la mujer como objeto sexual.

Si, a causa de la maternidad, la mujer tiene problemas con las condiciones de trabajo, o con el horario, la situación de la mujer se puede agravar.
 
Si la mujer decide dar a luz a su hijo, la responsabilidad de su cuidado y educación recae en ella; más si el padre ha estado a favor del aborto, y si ha ofrecido pagarlo.

Es necesario hacer visible la responsabilidad de los hombres en la práctica del aborto, quebrar el papel de dominación o el desentendimiento masculinos, según la ocasión, para establecer responsabilidades mutuas. La responsabilidad del hombre incluye apoyo a su pareja: emocional (ante el temor, la presión social, etc.), económico (cuidados posteriores), cuidados de la salud (atención en el embarazo), vida cotidiana (labores domésticas y crianza de hijos).
 
Si bien existen situaciones particulares y contextos específicos de cada relación, así como es imposible obviar que el embarazo ocurre en el cuerpo de la mujer y le cabe una participación diferente en las decisiones de interrumpir o no un embarazo con respecto al hombre, parece evidente que mientras persistan condiciones estructurales de desigualdades entre hombre y mujer, como las manifestadas, el aborto no libera a las mujeres, libera la agresión sexual varonil y continúa la ancestral instrumentalización de la mujer por el hombre.

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