Como comenta James Hansen, el científico de la NASA que alertó hace tres décadas sobre los riesgos del cambio climático en el Congreso, el Acuerdo de París puede ser «un fraude y una farsa». Estas son algunos de sus comentarios: «una suma de palabras y de promesas, sin acciones concretas». «El acuerdo es una excusa que tienen los políticos para poder decir: tenemos una meta de dos grados e intentaremos hacerlo mejor cada cinco años», «Mientras los combustibles fósiles sean los más baratos, los vamos a seguir quemando».
Las consecuencias del cambio climático afectan al ser humano y a una clara pérdida de biodiversidad en el planeta.
Porque los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de criterios de rentabilidad inmediata en la forma de entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios. Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves para resolver en el futuro alguna necesidad humana o para regular algún problema ambiental. Las especies tienen un valor en sí mismas y no tenemos derecho a propiciara su extinción.
No podemos sustituir una belleza natural, irreemplazable e irrecuperable, por otra creada por nosotros. Las carreteras, los nuevos cultivos, los alambrados, los embalses y otras construcciones van tomando posesión de los hábitats y a veces los fragmentan de tal manera que las poblaciones de animales ya no pueden migrar ni desplazarse libremente, de modo que algunas especies entran en riesgo de extinción.
El cuidado de los ecosistemas supone una mirada que vaya más allá de lo inmediato, porque cuando sólo se busca un rédito económico rápido y fácil, a nadie le interesa realmente su preservación. Por eso, podemos ser testigos mudos de gravísimos errores y maldades cuando se pretende obtener importantes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental.
Es necesario invertir mucho más en investigación para entender mejor el comportamiento de los ecosistemas y analizar adecuadamente las diversas variables de impacto de cualquier modificación importante del ambiente. Porque todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos a otros.