Autoridad al educar

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«Me preocupo bastante de la educación de mis hijos, y he leído en bastantes sitios- cosa que por otra parte es obvio- que la autoridad es muy importante a la hora de educar. Pero yo quiero saber como se gana autoridad porque, en primer lugar, no se si tengo, y en segundo, no se como conseguirla y mantenerla. No le he dicho que mis hijos tienen dos y cuatro años.»

Lo que usted dice es necesario para educar. Actualmente no se le está dando la importancia que requiere. A los hijos hay que ponerle limites y como consecuencia, hay que decirles cosas que le van a molestar. Hay que exigirles que las cumplan. Lógicamente, para eso, hay que tener autoridad. Generalizando, se puede decir que hay dos formas de tener autoridad una sería la que proviene del miedo. Porque lo digo yo, porque soy tu madre, por miedo al castigo, o cosas por el estilo. Esta autoridad, aparte de que dura poco, lo que hace es que los niños, en la medida en que van siendo mayores, nos vayan contando cada vez menos cosas para evitar el castigo o la pena de sus padres. No sirve para nada a la hora de educar a largo plazo. Puede ser útil en un momento puntual. Cuando los hijos no tienen edad para entender una situación determinada, quizás haya que actuar de esa manera. Pero en general, no sirve para mucho. A largo plazo, para nada.

La que sirve educativamente es la autoridad en la cual uno es referencia para los hijos. Ellos ven la personalidad de sus padres, saben porque hacen las cosas, y ven que son constantes en sus creencias y sus obras. Es decir, para tener autoridad ante los hijos, hay que tener unos valores. Tener una respuesta a la pregunta, ¿Yo que valores tengo? ¿Yo para que vivo?

Sin unos valores morales, es muy difícil educar. Se puede dar instrucción o enseñarles urbanidad, pero estamos hablando de educación. Por tanto, lo primero que usted se tiene que preguntar es acerca de los valores que mueven su vida. Una vez que esto se tenga claro, hay procurar vivir de acuerdo a esos valores. Cuando hace sol y cuando llueve, cuando las cosas van bien y cuando va menos bien. Si usted hace esto, tendrá personalidad y, por tanto, tendrá autoridad. También convendría recordar que para educar en valores no hay que imponerlos, sino proponerlos, fundamentalmente con nuestra vida. Sus hijos verán que su vida es coherente. Usted estará proponiendo que vivan unos valores, algunas veces con su ejemplo, otras de palabra. Cuando son pequeños más veces de palabra, a medida que van creciendo, más con el ejemplo. Proponiendo, no imponiendo.

Respetando la libertad siempre, pero mostrando el ejemplo de su vida. Todo esto en medio de una alegría de fondo. Nosotros los educadores y, especialmente, los que somos padres, tenemos la obligación de hacer atractiva la virtud. Para eso vivirla con alegría. Así estará usted educando en valores con autoridad, y su influencia en la vida de sus hijos será efectiva y positiva. ¡Animo!

Jose María Contreras

 

 

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