Carta 08, el manifiesto que costó la cárcel al Premio Nobel de la Paz

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La concesión del Premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo es una oportunidad para recordar la Carta 08, en la que junto con más de trescientos intelectuales chinos pidió en diciembre de 2008 el respeto de los derechos humanos y de una verdadera democracia liberal en China. Detenido por su papel protagonista en la redacción de la Carta 08, fue condenado a 11 años de prisión.

Fuente: Aceprensa

A continuación transcribimos otro artículo de Aceprensa que explica el contenido del manifiesto: «Carta 08»

Trescientos intelectuales chinos reclaman democracia y respeto de los derechos humanos

En coincidencia con el 60 cumpleaños de la Declaración Universal de Derechos Humanos, un grupo de intelectuales chinos ha elaborado el manifiesto Carta 08 en que reclaman el respeto de las libertades en su país y proponen distintas reformas políticas para asegurarlas. Uno de los firmantes, el conocido disidente Liu Xiaobo, está detenido desde principios de octubre. Otros fueron interrogados la víspera del aniversario, entre ellos uno de los principales redactores, Zhang Zuhua. El 10 de diciembre hubo más arrestos entre los participantes en una manifestación pacífica en Pekín, organizada también a favor de los derechos humanos.

El documento, firmado por unos trescientos intelectuales y publicado en Internet el 10 de diciembre, se titula Carta 08, en recuerdo y homenaje para la iniciativa similar surgida en 1977 en la antigua Checoslovaquia. La Carta 77, entre cuyos promotores y signatarios se encontraba Václav Havel, criticaba los abusos del gobierno comunista y le exigía el respeto de los derechos humanos, como el mismo régimen se había comprometido a hacer al suscribir el Acta Final de Helsinki (aprobada en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, 1975) y otros convenios. Aunque los firmantes sufrieron duras represalias (Jan Patocka murió a consecuencia de un interrogatorio, Václav Havel y otros fueron encarcelados) la iniciativa contribuyó mucho al desprestigio y debilitamiento del régimen, lo que condujo a la “revolución de terciopelo” doce años después.

Como aquellos disidentes checos y eslovacos, los firmantes de la Carta 08 se apoyan en los compromisos a favor de los derechos humanos que el régimen chino ha suscrito en teoría. Y a continuación muestran la incoherencia del gobierno comunista, que los proclama pero los incumple sistemáticamente. “China tiene muchas leyes, pero no imperio de la ley; tiene constitución, pero no gobierno constitucional”. Las consecuencias son una corrupción endémica, clientelismo, aumento de las desigualdades sociales, creciente animosidad del pueblo contra las autoridades. No hay cauces adecuados para presentar las quejas, que a menudo se silencian con encarcelamiento y aun torturas.

Seis principios fundamentales

El documento enumera a continuación seis principios en los que se basan sus reclamaciones:

La Libertad: La libertad está en el centro de los valores humanos universales. La libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de creencias, la libertad de reunión, la libertad de asociación, la libertad de lugar de residencia, la libertad de huelga, de manifestarse, de protestar, son manifestaciones de la libertad. Allá donde no existe libertad no se puede hablar de una civilización moderna.

Los derechos del hombre. Los derechos del hombre no están concedidos por un Estado. Toda persona nace con su derecho inherente a la libertad y a la dignidad. Garantizar los derechos humanos es la principal misión de un gobierno así como el fundamento legítimo de su propia autoridad pública; y es también un requisito intrínseco de la política “lo prioritario es la persona”. Los sucesivos desastres políticos en la historia reciente de China son consecuencia directa de la falta de respeto del régimen actual hacia los derechos del hombre. Las personas son el pilar de una nación, una nación sirve a sus ciudadanos; el gobierno existe para el pueblo.

La igualdad. La integridad, la dignidad, y la libertad de toda persona (sea cual sea su situación social, su profesión, su sexo, su condición económica, su origen étnico, el color de su piel, su religión o sus convicciones políticas) deben ser los mismos para todos. El principio de igualdad ante la ley, y la igualdad de derechos sociales, económicos, culturales, cívicos y políticos, debe ser respetada.

El republicanismo. El Republicanismo, que preconiza que el poder sea equilibrado entre las diferentes ramas del gobierno y los distintos intereses, debe ser respetado. Permite a todos los grupos de interés y a los colectivos sociales, a la gente de culturas o de creencias diferentes, ejercer su propio gobierno de manera democrática, y delibera para encontrar soluciones pacíficas a todas las cuestiones de interés público, sobre la base de un acceso igual al gobierno, y de una competencia libre y honesta.

La Democracia: Los principios fundamentales esenciales de la democracia son que la soberanía reside en el pueblo y que este elige su gobierno. La democracia tiene las siguientes características:

1) El poder político dimana del pueblo y la legitimidad de un régimen proviene del pueblo.

2) El poder político es ejercido a través de las decisiones adoptadas por el pueblo.

3) Quien ostenta las principales funciones oficiales en el seno del gobierno será determinado en elecciones periódicas y abiertas a la competencia.

4) Se respeta siempre la voluntad de la mayoría, la dignidad fundamental, la libertad y los derechos del hombre y de las minorías protegidas.

En otras palabras, la democracia es el medio moderno de llegar al «poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo».

El Constitucionalismo: Es el principio de garantía de las libertades básicas y de los derechos de los ciudadanos como los define la constitución a través de las disposiciones legales y el gobierno de la ley, restringiendo y determinando los límites del poder del gobierno y orientando y proporcionando las capacidades institucionales apropiadas para llevarlo a cabo. En China, la era del poder imperial hace tiempo que se acabó y nunca volverá; a la larga en el mundo el sistema autoritario está en declive: los ciudadanos deben convertirse en los verdaderos amos de sus estados. La modernización de China pasa por la disipación de la noción servil de encomendarse a líderes iluminados y dirigentes erguidos, promoviendo la conciencia pública de los derechos como fundamento, la participación como un deber, la puesta en práctica de la libertad y la democracia y el respeto a la ley.

Propuestas de reforma

A continuación presentan 19 propuestas de reforma política para asegurar la protección de esos principios. La primera es cambiar la Constitución, para eliminar todo lo que en ella contradice el principio de la soberanía popular y el respeto de los derechos humanos.

Siguen la separación de poderes, la elección por sufragio universal de los miembros de las asambleas legislativas y de los gobiernos en todos los niveles (local, provincial, nacional), la independencia de los jueces y el control público de los funcionarios. El ejército, que ahora depende del partido comunista, debe ser de la nación. Se reclaman expresamente las libertades de asociación, de reunión y de expresión, así como la libertad religiosa, evitando toda injerencia del Estado en asuntos religiosos.

El texto insiste también en reducir la desigualdad entre el campo y la ciudad, uno de los principales motivos de conflictos en China; en la garantía de la propiedad privada; la protección del medio ambiente; el establecimiento de una buena Seguridad Social.

Algo inevitable

Como una de las grandes naciones del mundo, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y miembro del Consejo de Derechos Humanos –se señala en el manifiesto–, China debe hacer su propia contribución a la paz de la humanidad y al progreso de los derechos humanos. Es la única de las grandes naciones que todavía se aferra a un régimen autoritario”.

La Carta 08 subraya además que la demanda de libertad plena es cada vez mayor en China, y la falta de respuesta por parte de las autoridades genera el peligro de un “conflicto violento de proporciones desastrosas”. La elite gobernante no podrá mantener su poder autoritario indefinidamente. “La decadencia del sistema actual ha alcanzado el grado en que el cambio ya no es opcional”.

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