Caso real: «cuidarle a usted nos cuesta 1.800 euros al día; le proponemos la eutanasia»

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La retórica de los partidarios de la eutanasia y el suicidio asistido en cualquier parte del mundo se basa en el mismo principio: libertad de elección. Según ellos, a los enfermos, terminales o no, no se les impondría nada con la legalización de la eutanasia.
Al contrario, se les ofrecería la posibilidad de decidir cómo terminar su vida. Un reciente reportaje de la emisora Ctv de Montreal (Quebec) demuestra, sin embargo, que la realidad es muy distinta, no sólo en la provincia canadiense.
Suicidarse es gratis, pero no hay fondos para paliativos

FUENTE: ReL

En Quebec se puede recurrir al suicidio asistido desde 2016, pero cuando la ley fue aprobada en 2014, el gobierno prometió que potenciaría la financiación de los cuidadospaliativos con el objetivo de dar a los ciudadanos la ostentada libertad de elección.

Sin embargo, Quebec gasta poco más de 18 millones de euros al año en cuidados paliativos y con esta cifra, declara la directora del West Island Palliative Care Residence, Teresa Dellar, «sólo el 30 por ciento de la población puede tener acceso a los cuidados paliativos».

Al contrario, añade, «el 100% de la población puede acceder gratuitamente al suicidio asistido». En consecuencia, «en los últimos dos años, el acceso a los cuidados paliativos ha seguido disminuyendo, mientras aumentan las peticiones de eutanasia».

La falta de fondos impulsa la eutanasia

A pesar de que el Colegio de Médicos de Quebec ha escrito en más de una ocasión al ministro de Sanidad Gaetan Barrette para que proporcione más fondos, aún no ha obtenido respuesta. «Nos habían prometido que se llevaría a cabo un plan de manera progresiva», explica el Dr. Laurence Normand-Rivest; «en cambio, dos años después, aún no ha sucedido nada. En opinión de muchos médicos, la falta de fondos obliga a los pacientes a pedir el suicidio asistido». El problema no está circunscrito a Quebec, sino que atañe a todo Canadá.

«Elija: pagar 1.800 dólares diarios o eutanasia»

Un caso emblemático es el de Roger Foley, de 42 años, diagnosticado de ataxia cerebral, patología que, lentamente, afecta a su capacidad de moverse y hablar. Según revela The Star, el hombre ha denunciado a la provincia de Ontario después de que el hospital en el que está ingresado le haya presentado una cuenta de 1.800 dólares al día para seguir recibiendo el tratamiento adecuado. Como alternativa, «me han ofrecido el acceso gratuito al suicidio asistido. Pero yo quiero vivir con dignidad, no morir».

Oregón: no le pagan la quimio, pero le ofrecen pagarle la eutanasia

Se han verificado casos similares también en los Estados Unidos, sobre todo en Oregón, donde el suicidio asistido es legal desde 1997. Es famoso el caso de Randy Stroup, diagnosticado de cáncer de próstata y al que los médicos se negaron a tratar con quimioterapia porque el tratamiento es demasiado costoso. El Estado se opuso al tratamiento, pero se ofreció a pagar todo el coste de la eutanasia. «Casi me desmayo cuando me lo dijeron», declaró Stroup en 2009. «¿Cómo es posible que no paguen el tratamiento para ayudarme a vivir y se ofrezcan asumir el coste para hacerme morir?».

California: «Con la ley de eutanasia, mi seguro no me paga»

En California, donde el suicidio asistido ha sido legalizado en 2015 (temporalmente suspendido hace algunas semanas por problemas legales), Stephanie Packer, madre de cuatro hijos, que aún vive, en 2016 vio como su seguro le negaba el tratamiento: «Antes que la ley sobre la eutanasia entrara en vigor, estaban dispuestos a pagar. Sin embargo, tras la aprobación del suicidio asistido, me han dicho que como no me quedaba mucho para vivir, no cubrirían el coste del tratamiento de mi esclerodermia», declaró al Washington Times, «pero añadieron que si elegía el suicidio asistido pagaría sólo un dólar y veinte céntimos».

Y siguen llamándola «libertad de elección”.

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