Cómo deben los padres mitigar los celos entre hermanos

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Los celos  son un proceso por el que todos los niños que tienen hermanos han de pasar. Unos lo superarán mejor que otros, pero forman parte de su proceso de formación. A los padres les pueden hacer pasar malos ratos en algunas ocasiones, sobe todo cuando los niños son aún muy pequeños y es todavía difícil razonar con ellos. Luego, a medida que van creciendo, ellos mismos se van haciendo conscientes de cuándo se están dejando llevar por la envidia y los celos, y, de esa manera, les resulta más sencillo enfrentarse a estas situaciones. Lo decimos porque las manifestaciones de los celos se siguen dando a veces incluso en la adolescencia.

No obstante todos los inconvenientes que nos puedan causar las conductas celosas de nuestros hijos, hemos de tener en cuenta una idea muy importante: enfrentase a los celos y aprender a convivir con ellos y a superarlos es un proceso educativo y formativo esencial para todo niño. Ello es así porque le obliga, ya desde edad muy temprana, a salir del natural egocentrismo que tiene todo niño y que, evidentemente, no es bueno. Todo niño tiene que darse cuenta de que no puede ser siempre el centro del mundo y de las atenciones y del cariño de sus padres. Es necesario que el niño experimente el aprendizaje de la decepción, que le va a ser tan necesario para su vida futura. Tengamos en cuenta que hay que preparar a los hijos para la vida, y que ésta se encuentra llena de continuas decepciones, unas grandes y otras pequeñas.

 ¿Qué podemos hacer los padres para contrarrestar los celos de los hijos? Hemos de tener en cuenta que, por mucho que hagamos, los celos son una realidad que está ahí, y que a nuestros hijos les va a afectar. Nuestro objetivo será, pues, el de conseguir que les afecten lo menos posible.

Para ello, lo primero será tratar de evitar por nuestra parte las conductas que ya hemos señalado. Luego, hay toda una serie de cosas que también podemos hacer, como son las siguientes:
– Darles mucho cariño. Un niño nunca debe percibir un déficit de cariño de sus padres que pueda asociarse a la llegada de un nuevo hermano.

– Tal vez una de las cosas más costosas: armarse de paciencia y no perder los nervios cuando tenga conductas desafiantes o inusuales debidas a los celos.
– Buscar sus puntos fuertes y potenciarlos mediante el refuerzo positivo.
– No echarle en cara en público sus celos.
– Procurar no tomar partido de modo sistemático por el hermano pequeño, hacia el cual siente celos, si discute con él. Si lo hacemos, estaremos justificando a ojos suyos los celos que siente hacia él.
– No castigarle si asume conductas regresivas a causa de los celos, ya que podemos conseguir con ello el efecto contrario, es decir, el de fijar más aún dichas conductas.
– Tratar de reforzar su autoestima.
– Concederle algún pequeño “privilegio” por ser el mayor.
– Recordarle cosas de cuando él era también un pequeñajo, enseñarle fotos, etc.
– Razonar con él, a solas y recurriendo al “atracón de cariño”, para hacerle ver cuánto le quieren sus padres, y para que comprenda que él tiene que querer también al hermanito.
– Pedirle ayuda para cosas puntuales del cuidado o la atención de pequeño, y elogiarle, diciéndole: “¡Hay que ver, cuánto me ayuda este niño! ¡Qué suerte tenemos con un niño tan bueno”.
– Hablarle siempre en positivo de su hermano, para que no lo vea como a un rival.
– Dejarle que exprese con toda libertad y sin vergüenza alguna sus sentimientos.

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