Cómo generar compromiso
En mis conversaciones, aparece con frecuencia la dificultad que existe, tanto en las organizaciones como a nivel personal, para generar compromiso. Realmente no es una cuestión fácil. La generación de compromiso es un proceso largo que requiere tiempo y es algo muy difícil de exigir y de medir. Entonces, ¿cómo se puede generar compromiso a nuestro alrededor?
En primer lugar, hay que tener claro que el compromiso de las personas de nuestro entorno exige, por parte del directivo, coherencia personal. Como ya ha salido en otras ocasiones, para ser coherente es muy importante saber distinguir nuestras creencias de nuestras opiniones. Una opinión es aquello que yo sostengo; por ejemplo, que “tal escritor” es mejor que “aquel otro”. Por otro lado, una creencia es lo que me sostiene a mí; es aquello a lo que me agarro para que mi vida no sea inútil, no quede vacía. La coherencia, esa coherencia que genera compromiso, implica vivir de acuerdo a esas creencias a lo largo del tiempo. Cuando uno es habitualmente coherente, poco a poco va generando confianza en las personas que le rodean. La confianza, que es la antesala del compromiso, se gana a base de ser constantes en las creencias. Entonces, nuestro comportamiento refleja nuestras creencias y todo el mundo sabe cómo vamos a actuar y cómo vamos a reaccionar (somos previsibles) porque esa actuación o esa reacción estará de acuerdo con nuestras creencias.
Cuando la confianza se va asentando de una manera estable, empieza a aparecer el compromiso. Compromiso con mi persona en el plano personal y con el proyecto que llevo entre manos en el empresarial. Surge espontáneamente el compromiso porque se fían de mí, porque he generado, previamente, confianza. Muchas veces nos extraña que las personas no se comprometan, cuando lo que de verdad ocurre es que no somos fiables… ¡porque no somos coherentes! Ocurre en la vida personal y profesional. ¡Cuántas veces se casa una persona con otra de la que no termina de fiarse en algunos aspectos de su vida! Víctor Frankl decía que en la sociedad del bienestar más de un 60% de las personas viven con una de la que no se fían. De modo análogo, en la vida profesional la falta de compromiso de nuestros empleados tiene su origen en nuestra falta de coherencia (de fiabilidad); y así nos encontramos con muchos empleados que dedican más tiempo a conservar el puesto de trabajo y a defenderse de su jefe que a trabajar comprometidamente.
Para establecer relaciones comprometidas, habría que preguntarse en primer lugar en qué creencias baso mi coherencia. Y después, si de verdad soy fiable.
