La UNESCO ha desarrollado el borrador sobre las Directrices Internacionales sobre Educación Sexual, que está ganando potentes críticas. La controversia ha hecho que, una de las agencias de la ONU que cooperaba en este plan, regulado por la UNESCO, el Fondo para la Población (UNFPA), se haya excluido y solicitado que no figure su marca en el estudio. La OMS y UNICEF, no han renunciado al proyecto.
(REDACCIÓN SYM) Es reveladora la determinación del UNFPA. Los temas en litigio son: exhibir el aborto como un derecho y dar consejos palmarios sobre la delectación sexual a los chiquillos, antes de que alcancen la adolescencia.
El citado texto tiene otra intención; esquivar la propagación del sida y otras enfermedades de transmisión carnal, los embarazos no deseados o el salvajismo sexual. El borrador sugiere que se debe adiestrar sexualmente a partir de los 5 años de edad. A las criaturas, de 5 a 8 años, hay que revelarles, afirma, la masturbación. Entre los 9 y los 12 años hay que explicarles cómo “obtener y usar condones y anticonceptivos, incluida la contracepción de emergencia”.
Asimismo se debe tratar el aborto, dejando claro que si se ejecuta, “en condiciones de esterilidad a cargo de personal con formación médica, es seguro”. En el posterior tramo, de 12 a 15 años, se ha de exponer el “acceso al aborto y la atención post-aborto”. Y a los muchachos de 15 a 18 años se les debe dar a conocer “iniciativas a favor del derecho y del acceso al aborto seguro”.
La mayor parte de las críticas a las Directrices Internacionales sobre Educación Sexual proceden de instituciones estadounidenses, como el Population Research Institute, vinculado a Human Life International, el grupo pro-vida creado por Paul Marx.
Asimismo ha formulado censuras la organización Citizens for a Responsible Curriculum. La iniciadora, Michelle Turner, ha aseverado que “son los padres, no las escuelas públicas, quienes deben marcar el rumbo moral de sus hijos”.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos se afirma que “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. Son los progenitores y no el Estado los titulares del derecho a la formación sexual de sus hijos.
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