Cuando fallan las referencias

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dinero2Comentaba una persona a sus amigos, uno de los peores instantes de vida.  Fueron los pocos transcurridos al volver en sí de la anestesia de una operación, hasta que percibió las palabras de quienes la atendían. En ese breve tiempo su cabeza buscó, sin éxito, alguna referencia que le permitieran situarse. Esa falta de asideros le creó una inseguridad tal, que le resultaba tan indescriptible como indeseable.
Verdaderamente, todos,  en todos los momentos, estamos necesitados de seguridad. Tienen tal consistencia y capacidad de persuasión estas relaciones, que, por un lado, son capaces  de situarnos, dirigirnos o encaminarnos, hacia fines bien determinados y, por otro, de generar confianza y seguridad. 

El que, no todas las personas, tengan las mismas referencias determina que, cada una, se rija por una escala de valores diferente. Y la volubilidad o falta de consistencia de algunas, da lugar a comportamientos cambiantes y superficiales en las personas que las tomaron como referentes.

Se suele decir que  “de tejas abajo” todas las referencias son mudables. “La realidad está amenazada por la variación, el cambio, el movimiento o kínesis”, decía Julián Marías.  A lo que hay que añadir que la realidad de estas referencias es tanto más voluble cuanto más materiales son. 

Como nada hay más material que el dinero, ésa sería la génesis de la situación financiera actual y del terremoto económico que ha producido, en una sociedad que gira en torno a la noria del dinero, aunque sus causas inmediatas las sitúen en el afán desmedido por conseguirlo. 

No son tan variables las referencias  que están en planos superiores a los exclusivamente materiales. Los referentes más elevados: los espirituales, son inmutables y seguros y por tanto útiles y necesarios. Tanto, que, cuando se pretende alejar a Dios como referente de la sociedad y de las personas, ante la inseguridad que su ausencia genera, recurren éstas a “videntes” naipes, horóscopos, cartas astrales y similares. Es dudoso que  el recurso a la superstición genere seguridad…“permanente”. Lo que sí es segura, es la sustanciosa ganancia que reportan. 

Quizás esta época de crisis sea un buen momento para reflexionar, para buscar auténticos referentes y para reorientar la trayectoria vital de acuerdo con ellos y con la permanente seguridad de su referencia.

Cuando menos, sería una forma de aprovechar, positivamente, este tiempo.

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