El 12 de octubre celebramos el Día de la Hispanidad, una fecha que debería ser de hermandad, unidad y festejo entre todos los hispanos, llamados este día a ensalzar nuestra historia y nuestro futuro. Sin embargo, la Hispanidad nunca se ha visto tan vilipendiada como en estos últimos años.
Y es que considero un monumental despropósito que algunos se empeñen en culpar a España de barbaridades que solo han pasado en las películas de Hollywood, y que nos tachen de racistas, ladrones, asesinos, genocidas, destructores de culturas, etc.
Un conjunto de mentiras y falsedades inventadas sobre la Historia de España que no tienen ninguna base real. Son los llamados “hispanófobos”, es decir aquellos que desde fuera han creado la Leyenda Negra, la propaganda antiespañola, con objeto de denigrar a todo lo español, a todo lo hispano. A los que hay que añadir los propios españoles que se han creído estas falsedades y que las siguen defendiendo. De hecho, España es tristemente el único pueblo que acepta el relato que crean otros, lo acepta y lo hace propio, alentado por una teocracia progre que aún se cree estas falacias.
La Leyenda Negra surge por defender España la fe católica frente al protestantismo y porque cuando España descubre América se convierte en la nación más poderosa del mundo. Y eso no lo podían consentir. España era el enemigo a batir.
España llegó a América con una civilización que era la civilización romana, la filosofía griega y el cristianismo. Y estas tres cosas hicieron que se acabaran con los sacrificios humanos. Que se acabara con el canibalismo.
Cuando llegamos a América sólo había 12 millones de indios. Cuando nos fuimos había 16 millones. O sea, el genocidio no existió. El 20 de junio de 1500, mediante una Real Provisión, la fabulosa reina, Isabel la Católica, prohíbe la esclavitud. Antes incluso, porque cuando Colón vuelve de su segundo viaje trae esclavos indios y la reina se enfada con él y le hace devolverlos en su tercer viaje, porque considera que sus súbditos no pueden ser esclavos.
No sólo eso, Isabel aconseja antes ya de 1500 el matrimonio interracial. Y en 1514 el rey Fernando establece por ley que esos matrimonios interraciales no sólo son absolutamente legales, sino que sus descendientes tienen legítimo derecho a heredar, exactamente igual que si fueran hijos de castellanos. La población mestiza e indígena era totalmente mayoritaria en el imperio español, y sin embargo al norte, en territorio inglés, no ha quedado un indio vivo.
Sin olvidar la inmensa labor evangelizadora que los misioneros españoles llevaron a cabo por medio de personas humildes y valientes, que llevaron el amor de Dios a todos los rincones. Sacándolas tantas veces de vidas míseras y esclavas, humanizándolos y dignificándolas como auténticos Hijos de Dios. Se adentraron en unos territorios desconocidos y todavía no pisados por la civilización cristiana y occidental, no solamente para evangelizar, sino para instruir, formar, enseñar y robustecer el modo de vida de los indígenas. Levantaron hospitales, dispensarios… Y todo ello sin aprovecharse ni apropiarse de terreno ni bien alguno.
Bastaría con estudiar un poco sobre historia, para comprobar como en los Virreinatos Americanos, se vivió una edad de oro, de tal forma que la Ciudad de México y la Ciudad de los Reyes, fueran los mayores centros del comercio mundial.
Si nos informamos de lo que escribieron ciertos europeos que pusieron un pie en los Virreinatos, veremos que hablan maravillas sobre la Nueva España o el Perú, y que se sorprendieron del proyecto común de americanos y españoles, o de las condiciones laborales mejores que en Europa. Entre estos viajeros Darwin, o el mismísimo Voltaire.
Si nos preocupamos un poco por conocer, no ya de registros históricos, sino de lo que pueden ver nuestros propios ojos, comprobaremos que en Hispanoamérica hay más de 25 monumentos patrimonio de la humanidad construidos durante los Virreinatos. ¿Cuantos han dejado sus libertadores? Tres a lo sumo, de los cuales dos son cárceles sin más mérito que haber tenido encerrado a Nelson Mandela.
Entonces, ¿Por qué he de pedir perdón yo como español, o España como nación? ¿Por costear con el tesoro Real una expedición para llevar la vacuna de la viruela por todo el imperio? ¿Por crear una serie de leyes que se basaban en la protección del indígena y les garantizaba tanto la ciudadanía castellana, como gozar del Derecho Natural, y prohibía el esclavizarles? ¿Por modernizar todo un continente y hacerlo más próspero y competitivo que la misma Europa? ¿Porque en la Florida Española se adjudicaron asentamientos de negros libres, y se les daba la ciudadanía española a todos aquellos ex esclavos negros huidos de territorio inglés, francés y holandés? ¿Por haber construido carreteras a través de selvas, desiertos, cordilleras, estepas, cañones, etc… y vertebrar el continente? ¿Por haber construido hospitales y universidades, en vez de cárceles? ¿Por haber unido América y el Lejano Oriente a un tráfico de comercio sin igual en la historia? ¿Por haber construido fortalezas y defensas a lo largo del continente para evitar precisamente lo que está pasando hoy día con los intereses extranjeros? ¿Por preservar idiomas como el Quechua, Nahuatl, Guaraní, Aymara y crear sus gramáticas? (de las cuales, las dos primeras son más antiguas que la primera gramática del inglés, francés o alemán) ¿Por haber prohibido el tributo de jóvenes de otras tribus para ser sacrificados a cientos? ¿Por haber evitado en América las guerras religiosas que hicieron estragos en toda Europa, menos en Castilla?
Dónde encontramos, pues, esas fuentes, al parecer tan veraces, que nos dicen que España cometió barbaridades en América, que robó lo que no está escrito y gracias a eso el atraso de América, que fueron racistas y de ahí el racismo de hoy día, etc…
Pues es muy fácil, la mayoría salen de foros de internet sin ningún rigor histórico. De señores de nacionalidades inglesa y holandesa, sobre todo, de los siglos pasados, que no habían puesto un pié en su vida en territorio español. Algunos sí lo hicieron, pero fueron recibidos a cañonazos por ser piratas. O criollos revolucionarios como Bolívar, cuya revolución personal se basó en pasar de amante en amante lejos de la batalla, mientras sus hombres morían por la causa. O criollos que necesitaban reafirmarse en el poder, y lo hicieron basándose en su descendencia europea, que asesinaron poblaciones enteras de indígenas, que vendieron sus naciones a intereses extranjeros o que no dudaban en asesinar sin juicio. Si nos fijamos, bajo mi punto de vista, no es precisamente España quien debe pedir perdón.
Hoy la Leyenda Negra se ha resucitado, pero esta leyenda sobre las conquistas españolas no es un hecho del pasado. Históricamente nuestros enemigos no solo querían hablar mal de nosotros para que no fuéramos una gran potencia nunca más, sino que también han estado detrás de todas las campañas que nos debilitaban internamente. No hay que ser ingenuos. En todo esto hay mucho dinero detrás, hay agentes culturales recibiendo dinero.
Cada época histórica tiene sus retos y sus dificultades. De la historia podemos aprender a mejorar errores e imitar aciertos. Al conocer nuestras raíces podemos comprender la actualidad. Pero lejos de esto, están los que se empeñan en borrar del pasado todos aquellos hechos que no les interesa que la sociedad conozca. Claro ejemplo lo apreciamos en la Ley de Memoria Histórica, ahora Memoria Democrática, que muestra la realidad sesgada y totalmente manipulada, lo cual lleva a verdaderos atropellos y engaños.