Día del Niño: Por un horizonte de equidad

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De no atajarse la actual desigualdad de oportunidades existente entre los niños del orbe, en un horizonte tan “lejano” como 2030, las cifras de menores sin escolarizar y de los que padecerán retraso en el crecimiento seguirán siendo las mismas que en el presente y acarrearán, como ya ocurre hoy, mayor riesgo de frustración y conflicto, justo lo contrario de lo que sucede en sociedades donde mayores niveles de equidad garantizan la prosperidad personal y social.

El informe Para cada niño una oportunidad: La promesa de la equidad, publicado por UNICEF, no pasa por alto lo logrado hasta el momento en la atención a los menores nacidos en países en vías de desarrollo, pero junto a los avances deja un espacio para los aspectos pendientes, insuficiencias que en buena parte de los casos hacen la diferencia entre la vida y la muerte.

Fuente: UNICEF
“En poco más de una generación, el mundo ha reducido a la mitad las tasas de mortalidad infantil, ha matriculado a más del 90% de los niños en la escuela primaria y ha aumentado en 2.600 millones el número de personas con acceso a agua potable. (…). Sin embargo, la mitad de los pobres del mundo son niños, casi 250 millones de niños viven en países asolados por conflictos, y más de 200.000 han arriesgado sus vidas este año buscando refugio en Europa”, afirmado Anthony Lake, director ejecutivo de UNICEF.

En el documento, el organismo internacional apunta que, entre 1990 y 2015, la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años disminuyó un 53%, gracias en buena medida a una mayor cobertura sanitaria y a una reorientación de los comportamientos hacia la salud. Sin embargo, la mala noticia es que, cuando cierre 2015, habrán fallecido 5,9 millones de niños que no habrán cumplido 5 años. La pobreza, la miseria de las zonas rurales y el bajo o nulo nivel educativo materno estarán detrás de esta cifra fatal en la gran mayoría de los casos.

Un flagelo de las poblaciones más empobrecidas, el VIH, continúa castigando de modo particular al África subsahariana, y si bien las muertes relacionadas con la enfermedad descendieron un 42% entre 2004 y 2014, solo en ese último año 180.000 niños y jóvenes menores de 20 años fallecieron por el mal. En África subsahariana, entretanto, el virus se ensaña fundamentalmente en las niñas y adolescentes, que constituyen el 70% de los casos de la población de esa franja de edad.

Los índices de crecimiento, por su parte, también han experimentado progresos, lo que revela avances en la lucha contra la desnutrición. De 1990 a 2014, la tasa mundial de retraso en el crecimiento entre los niños menores de 5 años experimentó una reducción del 40%, gracias a programas de nutrición más eficaces y al enriquecimiento nutricional de los alimentos.

El esfuerzo, no obstante, continúa siendo insuficiente, toda vez que 17 millones de niños sufren malnutrición aguda grave. Según UNICEF, de los 159 millones de niños menores de 5 años que presentan retraso en el crecimiento, cerca de la mitad vive en Asia, y un tercio en África.

Respecto a la inserción en el proceso educativo, el organismo internacional señala que más niños que nunca se matriculan en la escuela primaria a la edad apropiada, por lo que la tasa mundial ya supera el 90%. La buena noticia queda aparcada, sin embargo, por el hecho de que aún 59 millones de niños y niñas permanecen excluidos de la educación primaria, y que de la secundaria solo participan dos tercios de los menores de las edades correspondientes.

Todas estas mejorables cifras –ya “mejoradas” por la acción internacional pero aún insuficientes– son, de paso, un llamado a “comprometerse con la equidad en favor de la niñez” y a “invertir en los niños, particularmente en los que sufren más privaciones”, según demanda UNICEF, con el fin de crear un círculo virtuoso de cara al mañana.

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