En estos días de pandemia en los que estamos viendo desaparecer a tantas personas mayores, más o menos cercanas, es muy apropiada la celebración hoy 29 de abril del «Día europeo de la solidaridad y cooperación entre las generaciones».
Esta fecha se instauró a partir del año 2009 gracias a organizaciones como la Plataforma Europea de Personas Mayores y el European Youth Forum y como ellos mismos explican su objetivo es fomentar la inclusión y participación de nuestros mayores, para que brinden su contribución a la sociedad actual y con ello impulsar más la solidaridad intergeneracional.
Hace unos meses vimos en los medios de comunicación una noticia, según la cual una residencia de ancianos acogía una guardería con niños de preescolar. la experiencia resultó no sólo emocionante, por la gran empatía que en seguida se estableció entre los niños y los mayores, sino también pedagógicamnete relevante por la fluida interacción que se produjo entre dos generaciones tan distantes entre sí.
La convivencia intergeneracional, como una forma de fomentar la inclusión de las personas mayores, es un tema relevante en nuestros días, por lo que debe concretarse en decisiones políticas en todos los paises, que después se plasmen en normativas legales que lo hagan realidad en la práctica. Ahora, más que nunca, es absolutamente necesaria una mayor convivencia entre la juventud y los de la tercera edad, como una forma de retroalimentarse y que cada uno de lo mejor de si mismo en beneficio del otro.
Actualmente, vivimos en un mundo muy acelerado. Las nuevas tecnologías han dejado atrás muchas de las costumbres y tradiciones heredadas de los que antiguamente poseían la sabiduría y que lamentablemente hoy lo hemos dejado de lado. El móvil y las redes sociales han sustituido a la tertulia y a la conversación entre personas que se quieren. La visita a casa de los abuelos, simplemente para verlos, que era tan frecuente no solo en los pueblos, ha sido desplazada por el grupo de whatsaap o facebook.
Hoy día, muchas veces, se acude a ellos cuando se necesita su ayuda material: para que se queden con sus nietos, que ellos acogen encantados pues el cariño de los abuelos es especial e insustituible. Sin embargo, en nuestro tiempo, es especialmente necesario rescatar el valor que tiene para la sociedad en que vivimos, la sabiduría que atesoran nuestros mayores.
Siempre se ha dicho que la labor educativa de los padres no acaba nunca y la experiencia no hace más que confirmarlo día a día. Pero esa labor no se reduce sólo a los hijos sino que extiende, de manera especial y entrañable a los nietos. Los consejos de los abuelos llenos de entrañable cariño y a la vez de autoridad, dejan en los nietos y nietas una huella que dura toda la vida.
Pero el bien que las personas mayores pueden volcar sobre la sociedad actual no queda reducida al entorno familiar. Es muy aconsejable para nuestros jóvenes el contacto cercano con los ancianos y en esata pandemia tenemos multitud de iniciativas de voluntarios jóvenes que se están volcando en la ayuda a las personas de edad que se encuentran solos o que no pueden salir de casa, llevándoles la compra o sacándoles la basura. La mirada de agradecimiento inerme y llena cariño que estas personas mayores les muestran es más que suficienete para sentirse pagados con creces.
Esta pandemia esta mostrando claramente que la capacidad de servicio a los demás del corazón humano es ilimitada. Cuando todo esto acabe, debería ser algo habitual el consejo de los padres hacia sus hijos adolescentes para que visiten a sus abuelos por cualquier motivo, o que les acompañen a la residencia de ancianos donde se encuentran, si es el caso. El benefico que la gente jóven recibe en esos casos es mucho mayor, que la alegría grande que arrancan del corazón de sus abuelos en esas visitas.