De las drogas nadie está libre. Cada día llega un mayor número de menores, un 63,5%, en busca de un plan de deshabituación. “Las drogas siempre pasan factura”, dice la comunicación publicitaria del Ministerio de Sanidad y Consumo, dentro del Plan Nacional sobre Droga.
El consumo de estupefacientes produce un deterioro físico y psíquico que transforma el paraíso de unos instantes en un prolongado e insoportable infierno. La droga es un camino de ida, sin retorno. La droga llega directamente al cerebro. El estudio de la Oficina Nacional de Control de la Drogadicción de Washington, refrenda que los narcóticos pueden producir daños, como zozobra, melancolía, brotes psicóticos o tendencias al suicidio.
¿Será esto lo que algunos buscan, en clara línea con la cultura de la muerte?, apremia embestir a fondo contra las drogas, contrarias a la salud. La droga es una de las plagas de la sociedad de nuestros días. La elevación de los índices de consumo de estupefacientes ha crecido de una forma alarmante y las autoridades se encuentran desbordadas con este grave problema.
La drogadicción ha tomado carta de naturaleza en una parte de la población juvenil de todo el mundo. ¿Se están poniendo los medios para terminar con esta lacra social que sólo lleva a la a la autodestrucción y a la muerte?