El Parlamento europeo acaba de rechazar el proyecto Strela –por el nombre de la eurodiputada portuguesa que lo había redactado- con 334 votos a favor, 327 en contra y 35 abstenciones. Propiamente, aprobó la alternativa presentada por populares, conservadores y reformistas, que reafirma la competencia de los Estados miembros en cuanto tenga que ver con ese ámbito: por tanto, excluye cualquier orientación comunitaria de obligado cumplimiento.
FUENTE: ACEPRENSA
La propuesta rechazada pretendía garantizar el derecho de las mujeres a un aborto legal y seguro, así como la inclusión de la educación sexual en la enseñanza obligatoria. Como era previsible, los perdedores han expresado su insatisfacción en términos poco democráticos: “la hipocresía y el oscurantismo se han impuesto a los derechos legítimos de las mujeres”.
Obviamente, nada justifica esos “derechos”. Por otra parte, los promotores de la resolución trataban de erradicar cualquier manifestación de objeción de conciencia en contra, así como la vigencia –reconocida en los tratados internacionales– de los derechos de los padres a la educación de sus hijos, también en el delicado campo de la sexualidad.
Como afirmó Elisabeth Morin-Chartier, eurodiputada de la UMP francesa, “mi línea es la de Simone Veil, primera presidente PPE del parlamento europeo, y soy partidaria de la interrupción voluntaria del embarazo”. Pero esta postura es compatible con lamentar “el dogmatismo y la falta de diplomacia” de su colega portuguesa.
De otra parte, el parlamento no podía ignorar la impresionante movilización en el continente de los ciudadanos europeos, sobre todo franceses y alemanes, también a través de las redes sociales. En pocos días consiguieron el doble de los apoyos obtenidos por la página de Edite Estrela.
En Italia, “los juristas por la vida” han hablado justamente de una “victoria de la razón sobre el furor ideológico”. Pero siguen invitando a todos a “mantener la guardia alta frente a los asaltos obstinados y repetidos de grupos de presión elitistas que intentan imponer una dictadura ideológica contraria al hombre y a la naturaleza”. A la vuelta de la esquina asoma ya otro proyecto, no menos problemático, en una hoja de ruta contra la homofobia, firmada por Ulrike Lunacek (Verdes), en la misma línea de Edite Estrela.