Se ha hecho más que evidente que la crisis del coronavirus que estamos padeciendo no se está gestionando de la forma más adecuada, echándose de menos en la escena pública a tantos hombres y tantas mujeres competentes como existen en España con las ideas claras.
La fe y la esperanza son los dos pilares que mantienen la adhesión de un pueblo a su líder. Y la fe es la clave. Sin fe no hay esperanza. Y no puede haber fe cuando comprobamos que hoy la mentira se ha convertido en un arma de acción política universalmente aceptada. Probablemente nunca se mintió tanto, de palabra y por escrito.
De ahí el desencanto. Los españoles de hoy, esas buenas gentes que, según Antonio Machado, viven, laboran, pasan y sueñan han perdido la fe a fuerza de desengaños.
En este sentido, una de los mayores decepciones a la que hemos asistido ha sido, sin duda, la caótica gestión realizada desde el Ministerio de Sanidad en la crisis del COVID-19, encargado de centralizar las compras del material sanitario, como son las pifias en la gestión del test rápido que resultaron no ser fiables y de mascarillas no homologadas que no protegían lo suficiente.
Todo por no hacer el acopio de material en los albores de la epidemia, entre otras cosas porque negó la gravedad de la situación hasta el 9 de marzo cuando el contagio ya había alcanzado cotas muy peligrosas. En esos momentos ya íbamos tarde y el mercado comenzaba a estar estresado. Cuando se quiso reaccionar, el mundo entero estaba haciendo acopio de material y Sanidad optó por echarse en manos de intermediarios poco fiables, con compras compulsivas, a cualquier precio, de productos que no resultaban siempre fiables.
Lo peor fue la desprotección caótica del personal sanitario, no dotándole de los equipos de protección necesarios para que pudieran realizar su noble labor y que tuvieron que pasar por la vergüenza de protegerse con bolsas de basura y máscaras de protección doméstica. Por eso, no es casual que España lidere las clasificaciones mundiales de personal sanitario contagiado y fallecidos por millón de habitantes.
También nocivo el quebranto económico que este disparate estratégico provocó en el erario por los sobreprecios pagados por echar mano de empresas o intermediarios en procesos judiciales por estafa y no fiarse de la embajada china y haber comprado en empresas homologadas.
Y el motivo no es otro que no tomarse en serio los primeros casos de la infección en España, ya advertida por la OMS el 30 de enero y diagnosticada en febrero, animando a los españoles a participar en manifestaciones masivas, con frases como: España no va a tener más allá de algún caso diagnosticado o que en España no había virus ni se está transmitiendo la enfermedad. Sin olvidar, que no se cerraran las fronteras ni se controlaran los pasajeros procedentes de las zonas de riesgo.
Destaca también la opacidad para rendir cuentas a la sociedad de las decisiones adoptadas, el ocultamiento de los muertos reales, y de por quién estaba formado ese gabinete de expertos, qué cualificación tienen, y qué criterios han seguido para determinar nuevas medidas.
Todo esto ha hecho que una iniciativa ciudadana formada por miles de personas afectadas por la muerte de familiares, hayan contratado servicios jurídicos para determinar si existen conductas censurables que han producido daños inmensos. También para que se explique por qué no se tomaron las medidas necesarias aprobadas en los protocolos para enfrentarse a situaciones como esta, cuando el peligro era inminente y muy grave. Al parecer a esta querella se unirán otras de sanitarios, farmacéuticos y asociaciones de policías, además de las caceroladas que se han empezado a mostrar en numerosas ciudades españolas, entre ellas Segovia, para mostrar su disconformidad con lo realizado hasta ahora.
Por otra parte, el no tomar las medidas oportunas en su momento y la falta de previsión, ha ocasionado que el confinamiento se haya tenido que alargar, lo que nos está precipitando a una crisis económica sin precedentes que nos puede conducir a la quiebra y al rescate, con el hundimiento de millares de empresas y autónomos.
La alarma ha crecido también por las limitaciones de libertad, válidas solo para un estado de excepción, como así expresan manifestaciones de juristas expertos, al comprobar cómo aprovechando esta situación se están introduciendo mini reformas educativas, económicas y cambios en la justicia a base de decretos leyes, no sabiendo dónde se pretende llegar. Y ahora la reforma laboral pactando con Bildu, cuando se dijo por activa y por pasiva que con este partido no se iba a llevar a cabo. Y se disculpan diciendo que es para salvar vidas. ¿Con los responsables de cientos de atentados terroristas con resultado de muerte? ¿Con quienes no condenan el terrorismo? No merecemos que se nos mienta sistemáticamente.
Todo ello con el sinsentido que se atisba de que una nación como España, que figuraba entre las más ricas y desarrolladas del mundo, se tenga interés en someterla a los caprichos de un comunismo anacrónico y defensor de unas ideas que la misma Historia ha derrotado por insensatas y promotoras de pobreza y de más de 100 millones de muertos.
Yo ruego a los políticos españoles que nos devuelvan la fe. Que solo hay una España y única Nación, madre de naciones, con siglos de existencia, que, como dijo Mío Cid, es cuna de buenos vasallos cuando topan con buenos señores.
ARTÍCULO DE EMILIO MONTERO HERRERO