El fin del Universo

Filed under General, Valores

Nos hemos preguntado muchas veces: ¿Cuál es el fin del Universo? Podríamos hablar de algunas recientes opiniones científicas en las que se extrapola la “muerte térmica” para un universo en expansión, hacer consideraciones sobre posibles alternativas, analizar la posibilidad de existencia de universos simultáneos, cada uno con sus constantes fundamentales y su Big-Bang, temas sobre los que también especula la teoría.

A mi entender, después de analizar esas múltiples teorías sobre lo que pueda o no ocurrir con el colapso del cosmos,  el mensaje final que debe quedar en nuestras mentes, es que el fin del Universo, ocurra lo que ocurra físicamente, será la apertura completa a la trascendencia. No se trata de un fin, sino de una finalidad.

Para un hombre de fe, el fin trascenderá todo lo material. No importa el cómo. Desde la ciencia, aunque se especule con hermosas construcciones matemáticas, tampoco se sabe cómo será y mucho menos por qué. Sin embargo, desde la escatología cristiana, sí sabemos que el fin del universo será la realización plena de ese sentido que hoy adivinamos, en el que creemos y que nos permite obrar en consecuencia, para bien de todos nuestros hermanos, los hombres.

Según nuestra concepción, en el final de los tiempos terminará nuestro conocimiento parcial y veremos a Dios tal cual es. Dios entonces habrá conducido su creación hasta el reposo definitivo y la gloria para la cual ha creado el Universo, con nuestro Cielo, con la Tierra y con todos nosotros en la cumbre de la creación, permitiéndonos comprenderla y colaborar con ella.

En la ciencia, para explicar la evolución del universo, es necesario unir nuestros conocimientos sobre lo más pequeño, las partículas elementales y sobre lo más grande, los cuerpos de la astrofísica: planetas, estrellas y galaxias. Para explicar el sentido de la evolución de la vida inteligente sobre la Tierra, vemos aquí, que también necesitamos unir lo más grande y lo más pequeño: Dios y el hombre. El hombre carece de sentido sin Dios, queda reducido a una fluctuación sin razón en el universo.

Ocupamos un lugar privilegiado en el Universo: el planeta Tierra. Muchos analizan desde la ciencia misma la causa y justificación de ese privilegio, tratando de calcular la probabilidad de aparición de vida inteligente en otros rincones del universo. Esa probabilidad, al parecer, es bastante baja. La tierra es un planeta habitable, al borde de un brazo de una galaxia, parte de un universo con sus constantes cosmológicas finamente ajustadas para la vida. Y es a la vez, un atalaya que permite observar su sistema planetario, la forma de su galaxia y hasta “los bordes” del universo. Es decir, con las bases para formar en su inteligencia, una cosmovisión científica. Una visión bastante ajustada de la totalidad.

Pero desde la perspectiva que estamos analizando aquí, la razón de ese privilegio trasciende lo físico y lo natural, porque este lugar donde vivimos, es el lugar del encuentro del hombre con su Creador. Aquí el Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros. Él establece nuestra dignidad como criaturas. Porque al principio, antes de la Creación, el Verbo ya era.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.