El Global Hunger Index recién publicado muestra que los países donde se centra el Ébola son de los más infraalimentados. Aunque la situación sigue siendo muy mala se ha avanzado considerablemente desde que se hizo el primer informe en 1990. Los países africanos son los más castigados, pero todavía 9 países de América Latina figuran en el grupo de desnutrición.
Fuente: Gonzalo Garteiz
Aunque en los últimos 20 años se ha avanzado considerablemente en la eliminación de las muertes por hambre, con una reducción del 17% en la inseguridad alimentaria, las desigualdad nutricional entre países sigue siendo enorme, con una persistencia todavía muy alta de la denominada “hambre escondida”, que refiere a la insuficiencia de proteínas y vitaminas en la alimentación de una persona, y que origina efectos devastadores en el sistema inmunológico de quienes la sufren y en el crecimiento físico e intelectual.
El lunes fue presentado el último Global Hunger Index, publicado por el International Food Policy Research Institute, asociado con Welt Hunger Hilfe, Concern Worldwide y Acted (esta última es la ONG en la que trabajaba David Haines, el cooperante degollado por fanáticos del EI. El informe permite observar la evolución del índice desde 1990 hasta este año, a través de cinco evaluaciones en 120 países pobres y en desarrollo, que son clasificados según tres indicadores, proporción de personas desnutridas, porcentaje de niños menores de cinco años con peso por debajo de la normalidad y el nivel de mortalidad de niños de esa edad. El resultado es que hay 76 países afectados de hambre escondida y en torno a 2.000 millones de personas ingieren un número insuficiente de vitaminas y minerales en la alimentación. Otros 10 países no han aportado datos a la organización y no figuran en el índice, pero sin duda lo estarían, con la excepción de Qatar y Bahrein.
Los países que han sido el foco reciente del mortífero virus del Ébola ocupan posiciones malas en este índice.
Sierra Leona, es uno de los peores, en el puesto 66 y con un índice de 22,5, más de cuatro veces el nivel 5, que es el umbral para determinar el hambre escondida. Liberia ocupa el puesto 50, con un índice de 16,8 y Guinea, el mejor situado de los tres, está en el 36 y un resultado de 14. Otros países donde el virus ha originado estragos en anteriores ocasiones son Sudán, uno de los peores en cuanto al hambre, con un registro de 26, cinco veces lo tolerable, y Congo, con 18,1.
Como ha declarado Adrien Tomarchio, director de comunicación de Acted, al diario La Croix, estas carencias no tienen consecuencias visibles más que en los casos severos, sin embargo “el ‘hambre escondida’ debilita el sistema inmunológico” lo que impide al organismo defenderse adecuadamente de las enfermedades y por supuesto también de las víricas. El informe propone cambios en la dieta, con una mayor diversificación de cultivos en los destinados al consumo familiar, un biofortalecimiento en las semillas, que permita incrementar los nutrientes del alimento, pero hasta conseguir esto habrá que introducir suplementos vitamínicos y minerales en la ingesta de la población.
Aunque la situación siga siendo muy mala, no hay duda de que se ha avanzado considerablemente desde las primeras mediciones del índice en 1990, habiendo rebajado un 28% el nivel en Africa Subsahariana, un 40% en Norte de Africa, y un 41% en el Sur de Asia. Los mayores avances se han producido en América Latina y Caribe, con un 53% de caída. No obstante todavía están por encima del umbral, Colombia, Perú, Honduras, El Salvador, Ecuador, Paraguay, Nicaragua, Bolivia y Guatemala, por este orden de mejor a peor.
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