El origen de la vida

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La evolución no es un suceso observado sino deducido. Dado el poco tiempo de observación que llevamos de la naturaleza en comparación con el  tiempo de existencia de vida sobre la tierra, es muy difícil que haya comprobación  fehaciente de ella. Pero, dado que se ha demostrado la  imposibilidad de la  generación espontánea, la deducción es que los seres vivos han debido tener su  origen en el pasado del mismo modo que ahora: a partir de otro ser vivo. Y, vista  la evidencia de que no viven actualmente determinados seres vivos de los que  encontramos restos, ni existen restos antiguos de muchos seres vivos actuales,  se deduce que, en el pasado, seres de una especie han dado lugar a seres de otra especie por generación.

Llevando este razonamiento hasta el final, se llega a la conclusión de  que los seres vivos han comenzado a existir a partir de sustancias y reacciones  químicas presentes en una remota edad de la tierra. Obviamente, las condiciones  de dichas épocas debieron ser bastante distintas de las actuales, pues  ahora, como hemos dicho, no se observa generación espontánea. Ésta debió  suceder en el pasado. Actualmente, sin embargo, no se emplea en ciencia la  expresión «generación espontánea» para señalar el origen de los seres vivos a  partir de material preexistente, y se prefiere hablar de «origen de la vida», expresión  que a veces hace pensar en una explicación completa que desecha la  noción de creación.

Por muy contraintuitivo que pueda parecer que los seres vivos han tenido  su origen en material inerte, o que ha habido evolución de las especies,  es la única conclusión viable si se desea mantener la coherencia intelectual:  la ciencia basa su trabajo en la confianza en la racionalidad subyacente a la  naturaleza, y las leyes naturales deber ser universales; Dios no hace trampas  al crear.

Por tanto, los seres vivos no están fuera de las causas naturales y,  además de ser creados, deben tener también una serie de causas segundas  que les den origen. Admitir otra cosa convertiría toda la ciencia en un sin- sentido.

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