Este año, la recién terminada vuelta ciclista a España ha vuelto a levantar el ánimo de los sufridos españoles y en especial de los segovianos. El trabajo de Televisión Española para mostrarnos las imágenes de los esforzados participantes, ha supuesto un salto de calidad considerable, en relación con anteriores ediciones de la prueba. Las espectaculares tomas desde el helicóptero del paisaje del entorno de nuestra ciudad, con los ciclistas en perfecta simbiosis con el mismo, nos han enganchado a todos.
Pero lo que verdaderamente ha marcado la diferencia de esta nueva cita ciclista, ha sido sin duda el exitoso regreso de nuestro Alberto Contador. En nuestra memoria han quedado retenidos, estos dos últimos años, los hechos nada claros, que provocaron su sanción, cargados de un rigor pocas veces contemplado.
La justa victoria de Contador que acabamos de vivir, aparece en nuestra mente como la justa compensación al sufrimiento que sin duda ha padecido nuestro ciclista, derivado de todas las circunstancias que han girado en torno a su supuesto dopaje.
Es preciso recordar que su particular calvario comenzó ya en el tour del 2009, año en el que su trabajada victoria, no estuvo exenta de interferencias y zancadillas por parte de la organización del tour y de su propio equipo, que parecía decantarse por dar mayor protagonismo a su compañero de entonces Amstrom. En aquella ocasión, como ahora, su gran valía personal y profesional fue el factor decisivo que le llevó a la citada victoria.
Es bueno recordar que nuestro Alberto Contador fue diagnosticado en 2004 de una enfermedad vascular muy seria, en cuya convalecencia tuvo que aprender, de nuevo, a andar. A pocos se les pasaba por la mente, por aquel entonces, que pudiera volver a subirse a una bici y lograr el rendimiento exigible a un corredor profesional. Con voluntad, tesón, decisión y fortaleza no solo logró superar su enfermedad sino que esas virtudes le catapultaron a la cumbre del ciclismo internacional.
Con su victoria de nuevo en la vuelta de este año, se han disipado las dudas sobre su nueva recuperación y su liderazgo en el deporte rey.
A los 27 años se convirtió en todo un referente no sólo para las futuras generaciones de ciclistas, sino también para los jóvenes de nuestro país, y todo ello parecía haberse disipado tras su exagerada sanción. Sin embargo su fortaleza, su fuerza interior para pasar por alto picoteos, su cabeza clara para plantear la lucha en el momento oportuno sin dejarse perturbar por las miserias humanas y en definitiva su gran calidad humana, han sido los factores decisivos que le han conducido a su nuevo y merecido éxito deportivo.