En el día internacional del voluntariado

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Se estima que aproximadamente cinco millones de personas colaboran en nuestro país en actividades de voluntariado. Según la Plataforma del Voluntariado en España, la labor de tanta gente generosa es de «una de las más potentes expresiones de participación ciudadana».

En medio de una grave crisis económica, con un 25% de la población en situación de exclusión y en un ambiente de fuerte descrédito de las instituciones, su labor va mucho más allá de la importante ayuda material que sin duda prestan gracias a sus voluntarios y benefactores. Su ejemplo transmite el esperanzador mensaje de que es posible otro tipo de sociedad más fraterna, y que frente a la queja estéril, el cambio debe empezar por la mejora personal de uno mismo.

Una de las más bonitas labores de voluntariado es la orientada a personas ancianas. Si nos fijamos en la población del viejo continente, viejo por sus años de historia y viejo por la apariencia real de su población que crece en expectativas de vida mientras decrece su tasa de natalidad, nos damos cuenta de la creciente necesidad de voluntarios que hagan un poco mas felices a nuestros queridos mayores mitigando en lo posible su soledad.

Y para los que sin ser todavía  ancianos se acercan a ese periodo de declive físico, que no tiene por qué ir de la mano del ocaso de su inteligencia, debemos reivindicar y favorecer el envejecimiento activo mediante la adquisición, ejercicio y mantenimiento de una serie de cualidades que llegada la vejez, se conviertan en recursos que conserven al mayor, durante ese tiempo, lo más vital posible por fuera y por dentro.

Esta actitud llevaría a la persona a vivir su vejez no como un proceso repentino e indeseable, sino como prolongación de lo que vendría ejercitando: interés por el mundo que le rodea; preocupación por cuanto en él ocurre; colaboración e interacción junto a otras personas en la gestión del ámbito más próximo. Todo, movido por valores como la solidaridad y la generosidad y por actitudes como la disponibilidad, el servicio o el sacrificio, tan necesarios y costosos en los años finales de la vida.

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