Para conmemorar la fecha de hoy dedicada a esos niños diferentes, las personas con sindrome de Down,transcribimos dos comentarios de padres de estas maravilosas criatura
El primero esta recogida de un blog de un padre con una hija Down:
Es un hecho que cada vez nacen menos niños con SD [síndrome de Down], es un hecho que hace muy pocos años las familias intentaban “ocultarlos” por el qué dirán…, es un hecho que ninguno de nosotros hemos sido educados para saber convivir con personas “especiales” [maravillosa especialidad!…]
Hoy quiero hablar de la “experiencia” que siento cuando camino con la silleta de Inés y transito por calles con mucha gente… quiero hablaros de las miradas!.
Ojo!, no culpo a nadie, no enjuicio a nadie, simplemente os cuento mi verdad…
Qué miradas me encuentro cuando paseo con mi chiquitina por la calle, cuántas son, cómo se comporta su movimiento de ojos, qué me producen…
1. “Miradas que se sorprenden”… observan a Inés y después se dirigen a mí, esperando mi reacción, y vuelven a mirar a los rasgos “achinados” de la peque. Yo les sonrío, les “confirmo ” con mi gesto que no pasa nada, que es ”normal”… Son una mayoría.
2. “Miradas cariñosas”, la miran, le sonríen, le dicen cosas bonitas, me observan y siento que me apoyan. Me fortalecen. Son minoría pero cada vez son más… no son miradas compasivas porque éstas transmiten fuerza.
3. “Miradas penetrantes”… en su mayoría son niños o jóvenes… se quedan fijamente intentando aclarar si efectivamente “es” o “no es”…
4. …y hay un grupo, absolutamente minoritario, que arquean las cejas y me “dicen” vaya elección de vida has hecho… esos, precisamente esos, son los que más fuerza me dan.
Pese a ser el “tema” sobre el que he reflexionado hoy, os confieso que me importan un bledo las miradas y mucho menos los pensamientos que van detrás.
A pesar de ser reiterativo, me siento pleno, orgulloso y feliz de Inés. Los que “han elegido” otra cosa en su vida, creo que se han perdido una gran oportunidad….
Muchas gracias por estar ahí.
El segundo son las palabras del padre de María Castaño, “que con 16 años y su síndrome de Down es la alegría de la casa”
“La vida de cualquier persona es demasiado importante como para supeditarla a un supuesto daño que los padres podamos sufrir. También los hijos “normales” nos pueden dar disgustos y no los vamos a suprimir.
La vida está llena de alegrías y sufrimientos, y querer eliminar éstos es un error, además de imposible. Nuestra hija no es causa de daños psicológicos sino una fuente de alegría. Los discapacitados no son un mal que hay que corregir, sino un bien para los que estamos cerca. Y tienen derechos, como todos”.