«Si yo fuera presidente del Gobierno y en mi país nacieran 1,3 hijos de media por mujer estaría realmente preocupado». Así de tajante se mostró Alban d´Entremont, profesor emérito de Geografía de la Universidad de Navarra y miembro Correspondiente de la Universidad de Naciones Unidas, durante la inauguración del III Foro Stop Suicidio Demográfico, organizado por ABC y la Asociación de Familias Numerosas de Madrid.
Alertó que España ha experimentado un llamativo descenso de la natalidad: de los 20 nacidos por cada mil habitantes de apenas una generación, se ha pasado a 9 nacidos por mil, lejos del nivel del reemplazo generacional (2,1 hijos). Añadió que en las últimas décadas se ha acelerado el proceso de envejecimiento. «Todo ello hace augurar un futuro muy sombrío para España a medio y largo plazo, un verdadero suicidio demográfico, a no ser que se produzca un cambio en las tendencias actuales, algo que no se vislumbra en el momento actual».
FUENTE: LAURA PERAITA – ABC
Como soluciones a este «drama» propuso estimular la natalidad, fomentar la maternidad y proteger a la familia, así como exigir un cambio de mentalidad, una nueva consideración del valor inherente a la familia.
En su turno de palabra, la excelentísima embajadora de Hungría, Eniko Gyori, manifestó que llevan varios años apostando por las familias y ya han empezado a ver los frutos. «Sí –afirmó–, merece la pena invertir en políticas de familia, aunque los resultados no se consigan a corto plazo».
Entre los logros destacó que dedican el 5% del PIB al fomento de las familias y que han pasado de un índice de fecundidad del 1,23 en 2011 al 1,5 actual. «Aún no es suficiente, pero estamos en el camino adecuado».
Explicó que todavía hace falta una mayor sensibilización enfocada en los jóvenes sobre la necesidad de tener hijos. «Lo óptimo sería tener familias numerosas, pero como es muy difícil, al menos debemos animar a que tengan dos hijos para mantener el crecimiento de la población».
Eliminar obstáculos
En Hungría trabajan para que los jóvenes tengan la descendencia que planifiquen. «Nuestra función –explicó– es eliminar los obstáculos. Necesitan estabilidad laboral para construir un hogar». Por este motivo, conceden 30.000 euros a las familias que tengan tres hijos para comprar su vivienda. Más de 66.000 familias se han beneficiado ya de este incentivo. También reciben un subsidio de maternidad hasta que el niño cumple 3 años y las parejas que formen un matrimonio tienen deducciones fiscales.
Cuentan, además, con campañas de publicidad en televisión para concienciar sobre que tener hijos no es lo que complica la vida, sino lo que la facilita «y no se puede renunciar a ello por un tema económico, porque construir una familia es mucho más; un asunto emocional y cultural», apuntó Gyori.
A este respecto el presidente de la Comisión Especial sobre la Evolución Demográfica de España en el Senado, Ignacio Cosidó, apuntó que los anuncios pueden contribuir a sensibilizar, tal y como ocurre con campañas como las de la Dirección General de Tráfico para prevenir accidentes, pero no es
lo más importante. «Hay que definir una política ambiciosa capaz de generar apoyo real a la familia con una gran batería de ideas y valores», resaltó.
La mayoría de las familias tienen un único hijo. «Si queremos ser efectivos –puntualizó– hay que motivar a tener un segundo, porque la experiencia demuestra que es más fácil que tras el segundo hijo tengan más. El problema es que tienen el primero muy tarde, lo que hace muy difícil tener otro. Por ello es tan importante dar expectativas en empleo para facilitar su acceso a la vivienda cuanto antes y que quieran ampliar la familia. Las medidas de apoyo económico son esenciales, «pero no suficientes porque la natalidad es, sobre todo, una cuestión de valores, de mentalidad. Se trata, sin duda, de una cuestión de Estado».
David Pérez, alcalde de Alcorcón y diputado de la Asamblea de Madrid, no ocultó que observar la proyección de la pirámide demográfica le estremece. «La emergencia demográfica debería ser la primera preocupación de toda agenda política para contar con una auténtica estrategia europea articulada en pactos de Estado. Y, desde luego, urge un cambio de mentalidad que otorgue el valor debido a la familia, a la vida y dignidad humana».
Se preguntó cómo hemos llegado a esta situación. «La crisis de valores que desde hace décadas asola a Europa ha supuesto el avance del relativismo, el materialismo, el individualismo o el utilitarismo, que no juegan a favor del compromiso que implica la responsabilidad familiar. Estamos ante un grave problema antropológico. Es más necesaria que nunca una cultura de la vida que guíe a la humanidad en esta deriva».
Aseguró que en Alcorcón llevan siete años con políticas de apoyo a las familias. «Toda medida que se ponga en marcha es poca –señaló–. Mientras no se conforme una mentalidad de compromiso con una responsabilidad generacional, no podremos detener este proceso demográfico».
Valoración institucional
José Ignacio Chércoles, abogado, apuntó que la fiscalidad española no favorece a las familias. «Para nuestros legisladores, la familia numerosa nunca ha sido merecedora de una protección social y de una valoración institucional. Su importancia, en términos fiscales, es inferior a la protección tributaria que recibe, por ejemplo, la industria del cine español. Sin duda, por una concepción antinatalista de las últimas décadas que nos condena a un suicidio demográfico».
En su exposición argumentó que «el legislador tiene más en cuenta la situación de los contribuyentes separados o divorciados, permitiéndoles, por ejemplo, una doble deducción por vivienda habitual», concluyó.