Europa debería vender menos armas para no agravar conflictos regionales

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No parece fácil, pues son demasiados años de crecimiento de la industria armamentística en Europa. De hecho, los primeros países en producción y venta de armas son Rusia, Estados Unidos, Francia y Alemania (que rebasó al Reino Unido hace un par de décadas). Por paradoja, son también los principales protagonistas en las negociaciones de paz en Oriente Medio.

Algo semejante sucede en África, donde ha sido importante el papel mediador y pacificador de Kenia: sin embargo, Nairobi es la capital del tráfico de armas en aquel continente. No resulta fácil limitar o suprimir ese comercio. Sólo en África occidental, la ONU estima que circulan más de siete millones de armas ligeras. Los embargos establecidos por el Consejo de Seguridad son demasiado precarios. Un informe del Departamento de Estado americano reconocía a comienzos de siglo la evidencia: el comercio ilegal de armas desestabiliza África. Pero nadie quiere responsabilizarse del problema en el mundo occidental.

En este contexto, resulta esperanzador que el Parlamento de Estrasburgo exija a los países miembros de la UE un régimen más estricto de exportación de armas, según la resolución adoptada por el pleno el pasado 17 de diciembre. Afirma que la proliferación incontrolada de armas representa una seria amenaza para la paz y la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible, en una decisión aprobada con 249 votos a favor, 164 en contra y 128 abstenciones.

Considera que los Estados deben aplicar mejor los criterios establecidos en 2008, teniendo en cuenta el actual entorno de seguridad cambiante. «La seguridad de los ciudadanos europeos está más amenazada que antes, por los conflictos próximos y el aumento en el contrabando y el tráfico de armas dentro de la UE», dijo el relator Bodil Valero. Por otra parte, no se puede olvidar la inestabilidad de países a los que se vendían armas en el pasado. No se ve cómo ese comercio resulte compatible con la ilusión de que Europa siga siendo adalid en la defensa de los derechos humanos. En definitiva, la situación en Siria e Irak, los demás conflictos en Oriente y África, y el aumento del terrorismo, exigen una revisión de las normas de la UE sobre exportaciones de armas, y el establecimiento de controles y sanciones más eficaces.

Se trataría de actualizar la “posición común” adoptada por el Consejo de la UE el 8 de diciembre de 2008, y desarrollar los principios de responsabilidad y transparencia señalados en ese documento. No parece que se cumpla el buen deseo manifestado en el texto vigente: “los Estados miembros están resueltos a evitar la exportación de tecnología y equipos militares que pudieran utilizarse para la represión interna o la agresión internacional o contribuir a la inestabilidad regional”. Los ocho grandes criterios establecidos en ese compromiso común distan de ser llevados a la práctica, al margen de la presencia de mafias que configuran un contrabando letal para tantos países del mundo.

En 2008 el Consejo reguló la concesión de licencias de exportación, con referencia al cumplimiento de compromisos y obligaciones internacionales de los Estados miembros; el respeto de los derechos humanos y de las normas del Derecho internacional humanitario en el país de destino final; la situación de cada lugar, en relación con la existencia de tensiones o conflictos armados; los riesgos para la paz, la seguridad y la estabilidad regionales; la propia seguridad de los Estados miembros; la actitud del comprador frente al terrorismo y el Derecho internacional; los riesgos de reexportaciones en condiciones no deseadas; la capacidad económica y técnica del país receptor.

La Eurocámara considera ahora indispensable impulsar mucho más la transparencia y el control público –las normas vigentes conceden demasiado a la confidencialidad de las decisiones-, teniendo en cuenta que, según los datos de 2013, los Estados miembros exportaron armas a terceros países, por un valor total de casi 26 mil millones de euros. Hace un llamamiento a los Estados a proporcionar información detallada mediante la normalización de los informes de cada permiso concedido, dentro de su competencia exclusiva sobre transferencia de tecnología militar y armas. El dossier anual de la UE debería ser publicado en el futuro como base de datos on line, pública e interactiva.

Ciertamente, las armas no son la causa de las guerras, pero el descontrol del comercio hace más difícil alcanzar la paz. Ese objetivo de transparencia tan razonable -saber quién vende las almas a quién- sería un paso adelante decisivo. También para evitar que Occidente arme a países corruptos o que violan los derechos humanos.

Salvador Bernal

 

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