Fomentar la autonomía de nuestros hijos

Filed under Educación, General

Los niños, de pequeños, son absolutamente dependientes de nosotros, sus padres. Pero, a medida que crecen y se desarrollan, van necesitando menos cuidados, de manera que hemos de ir “soltando cuerda” y no tenerlos atados a nosotros. Si no lo hacemos, difícilmente podrán alcanzar el llamado “destete psicológico”.
Para algunos padres es un tanto traumático ver cómo poco a poco se van quedando “sin niños” y, por ello, prolongan, a veces de modo excesivo, su infancia, cayendo en la hiperprotección. Otras veces, el deseo de compensar lo poco que estamos con ellos nos hace ser excesivamente condescendientes cuando los tenemos con nosotros.

Enseñarles a no depender tanto de nosotros: Para muchos niños es muy traumática la experiencia de separarse de su madre, por ejemplo, para ir a la guardería (sobre todo, si hay algún hermano pequeño que se queda en casa). Algunos niños reaccionan mal porque no son capaces de entenderlo y piensan que no se les quiere. En algunos casos, se puede incluso llegar a necesitar de asistencia psicológica, debido a que el niño desarrolla conductas cercanas a lo patológico, porque se aísle de los demás niños o porque manifieste conductas violentas y agresivas.

Sin embargo, es necesario que los niños pasen por esas etapas para poder madurar y aprender lo que es la vida, que está llena de separaciones de todo tipo, y estas experiencias nos sirven para madurar. Es preciso que los niños poco a poco vayan “saliendo del nido” y aprendiendo a volar. No es deseable que estén tan pegados a sus padres que no sepan hacer nada sin ellos. Los padres hemos de ir soltándoles paulatinamente. De ese modo, aprenderán mejor a convivir y a relacionarse fuera del estrecho círculo de familia.

Conozco casos, un tanto extremos, de chicos ya adolescentes que jamás han salido de su casa a ninguna parte sin sus padres. Tales chicos parecen plantas de invernadero, que tienen luego grandes problemas para relacionarse y convivir en sociedad. Las personas necesitamos relacionarnos e interactuar con otras personas de nuestro entorno. No puede ser que tengamos en casa a un joven hiperprotegido que viva cómodo al abrigo del hogar y con miedo a enfrentarse al mundo exterior.

Hay que prepararlo desde que es muy pequeño. ¿De qué modo? Por ejemplo:
• Sacando su cuna del dormitorio paterno lo antes posible.
Propiciando ocasiones para que el niño se quede con otras personas, sean de la familia o no, a fin de que no extrañe a las personas diferentes a sus padres.
Permitiéndole dormir alguna vez fuera de casa desde muy pequeño, bien con los abuelos o con algún amigo.
Soportando con entereza sus posibles lloros del primer día de colegio, por los que casi todos los niños pasan.
Apuntándole a alguna actividad deportiva o de otro tipo, en la que tenga que convivir con otros niños, aunque al principio le pueda costar.
Inscribiéndole en algún grupo o asociación que nos dé confianza, como son una parroquia o un club juvenil.
Apuntándole a algún campamento en vacaciones. Si pasan esa prueba, podemos asegurarles que el niño habrá superado por completo cualquier problema de angustia por estar separado de sus padres.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.