Como todos los inviernos, también el presente nos ha traído una epidemia de gripe. Hay, además, una epidemia periodística: el titular “La gripe colapsa los hospitales” se extiende como por contagio en las páginas y sitios web de periódicos, radios y televisiones. También este virus presenta mutaciones: las cepas con los verbos “satura” y “desborda” son las variedades más comunes.
FUENTE: RAFAEL SERRANO
Pero ¿qué tiene la gripe de este año? Los datos epidemiológicos del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España permiten saber que, para empezar, llegó más temprano, a mediados de diciembre: en torno a tres semanas antes que de costumbre. Es del tipo A(H3N2), el mismo de 2011 y 2015, que afecta de modo más agudo a las personas mayores, aunque son los niños —como siempre— los que enferman en la más alta proporción. De hecho, tres de cada cuatro casos graves y el 84% de los fallecimientos son de pacientes con más de 64 años y riesgo de complicaciones por enfermedad cardiovascular o pulmonar crónica, o diabetes.
En conjunto, la gripe de 2017 presenta una incidencia media, con un pico semanal de 222 casos nuevos por cien mil habitantes, ligeramente superior al de 2016 (211) pero inferior al de los dos años anteriores (344 en 2015 y 293 en 2014). El máximo de la época reciente (543 por cien mil) se dio en 2005, cuando el virus era uno más activo, el famoso A(H1N1).
La gripe actual no parece peor que la del año pasado en cuanto a casos graves o letales, aunque no lo sabremos con seguridad hasta que pase. De momento ha forzado a hospitalizar a 1.707 pacientes, de los que han fallecido 232. En 2016 se contaron al final 3.053 casos graves y 326 defunciones. En comparación, los accidentes de carretera causaron 1.160 víctimas mortales el año pasado.
La otra epidemia tampoco presenta esta vez muchas particularidades. Ya hubo colapso, saturación y desbordamiento en 2016, 2015, 2014… Es un síndrome estacional, que cursa con pérdida de memoria de lo publicado el año anterior y dificultad para situar los hechos en su contexto.