Hemos de prevenir a nuestros hijos contra los líderes negativos

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Sin miedo a ser diferentes: hemos de tratar de inculcar en nuestros hijos una rebeldía positiva. La rebeldía negativa, que no es otra cosa que uno de los frutos de la soberbia, lleva a los chicos en la adolescencia a enfrentarse a todo aquello que, a sus ojos, suponga una limitación a sus deseos de afirmación personal. Esa rebeldía negativa se puede volver contra los profesores, contra los padres, y, en algunas ocasiones, también contra Dios.

No debemos ser negativos, pero es una realidad el hecho de que, al llegara a la adolescencia hay bastantes chicos que abandonan la práctica religiosa, y al final acaban autojustificándose diciendo que han perdido la fe. Nuestros hijos han de tener muy claro que la coherencia implica pensar como se vive y vivir como se piensa. Por eso, la pertenencia a determinados grupos puede en muchas ocasiones verles expuestos a tener que decir que no, que no tienen por qué actuar como los demás, aunque se expongan a ser rechazados.

Son muy variadas las situaciones de este tipo en las que se pueden ver inmersos. Veamos diez de ellas a modo de ejemplo: – Todos los del grupo se meten con uno de ellos, el más débil o vulnerable, o el que peor encaja las bromas, y se divierten a costa de él.

– Todos humillan y escarnecen a alguna otra persona, dándole donde más le duele (por estar gordo, o por ser feo, o por tener las orejas de soplillo, etc.)

– En clase unos cuantos crean mal ambiente e impiden la marcha normal de esta.

– Todo el grupo abusa de los más pequeños y se hacen los chulos delante de ellos. –

Un grupo de alumnos planean hacer alguna jugarreta a un profesor, bien sea rayándole el coche o haciéndoselo pasar especialmente mal en clase…

– Unos compañeros te invitan a irte de pellas con ellos. – Todos van el viernes de botellón: “¿Cómo no voy a ir yo también?

– “Todos los del grupo suspenden de vez en cuando, y a mí me van a llamar empollón”.

– Mis amigos van a aquedar en casa de otro, aprovechando que no están sus padres, para ver una peli porno. – “Todas mis amigas llevan unos escotes que no veas, y yo parezco la rara del grupo…”.

– “Todas mis amigas se pasan la vida criticándose unas a otras a sus espaldas”.

Todas estas situaciones o muchas otras que se puedan plantear son bastante habituales, y tenemos que dar a nuestros hijos recursos para hacerles frente. Han de elegir entre decir que no y atreverse a ser distintos, o bien dejarse arrastrar y hacer lo que los demás, renunciando así a sus convicciones.

Si nuestros hijos tienen una conciencia bien formada, saldrán airosos de este tipo de situaciones, no les quepa duda. Además, tengamos en cuenta que a lo largo de su vida van a ser muchísimas las situaciones como esas, en las que tengan que manifestar sus principios en presencia de los demás.

Ser coherente supone a menudo ser objeto de incomprensiones, censuras, críticas o burlas a nuestras espaldas: es ley de vida, y no debemos extrañarnos ni asustarnos por ello. Esta es una idea que nuestros hijos han de tener muy clara., especialmente de cara a su vida de fe (solo tenemos que recordar las Bienaventuranzas).

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