Si a quienes queremos a Segovia nos hubieran dicho iba a ser noticia de primera página en periódicos y medios de comunicación nacionales, nos habríamos llenado de satisfacción. Lo ha sido… aunque hubiera sido preferible lo contrario.
Los motivos no hace falta repetirlos: están en la memoria de todos y son ocasión de comentario y vergüenza, aunque ahora, deprisa y corriendo, unos y otros, traten de poner soluciones.
El desagradable asunto de la canción-insulto al Rey de España ha puesto al descubierto un cúmulo de ligerezas; de ignorancia a la hora de convocar concursos y avalar trabajos; de frivolidad en el gasto a cargo de los impuestos de todos y de imprudencia a la hora de justificar la “obra de arte”, dada por tal sin haberla mirado, según han reconocido, el propio Alcalde y el edil correspondiente, – del que, ésta, es la segunda de sus espectaculares “meteduras”, que conozcamos – , que son dignas de tener en cuenta para un futuro no muy lejano. Y todo, sin contar la pueril forma de justificarse, echando culpas al de más abajo.
Ahora, ha comenzado el capítulo de las rectificaciones. Como de costumbre, a costa de los contribuyentes y sobre todo, a costa del prestigio de Segovia cuyo horizonte esta en 2016, año en el que aspira a ser nombrada “Capital de la cultura”.
¿Es posible que quien tenga que votar lo hará por Segovia a la vista de estos proyectos culturales?. ¿Es posible que, si el Sr. Alcalde se mostraba tan satisfecho ante “esa cosa”, alguien pueda tomar en serio y dar crédito, en lo sucesivo, al trabajo realizado en esa dirección por tantas personas que creían en ello ?
No lo deseamos, pero es muy posible que, llegado el momento, Segovia sufra las consecuencias de la frivolidad de unas personas que, parece, aún no se han dado cuenta de la responsabilidad de su cargo.
¡Ah! Una cosa más: la libertad de expresión es una cosa y utilizar ese derecho para insultar, otra muy diferente. Y los insultos, en esta ocasión, están dirigidos al hijo de la Persona que da nombre a la institución que el Sr, Alcalde preside.
¡Triste modelo, el de uno y otro, para los más jóvenes!.