África es la gran asignatura pendiente del desarrollo, pero las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) están ayudando a reducir la brecha. Y no se trata ya de desplegar un enorme esfuerzo material y financiero para llevar el cable hasta los puntos más remotos de la sabana o del desierto. De lo que se habla –y en lo que se trabaja– es de saltar esa etapa, una posibilidad que las nuevas tecnologías ya permiten.
FUENTE: LUIS LUQUE
Gobiernos no interesados
La causa de la baja conectividad no es siempre la escasez de medios económicos. Algunos gobiernos africanos temen a Internet y no les entusiasma demasiado la idea de que sus ciudadanos accedan libremente a la información. En Etiopía, toda la infraestructura de la red está en manos del Estado y los sitios digitales de la oposición y de los grupos de derechos humanos permanecen bloqueados. En Camerún, la estrategia es otra: no hacer nada por mejorar la conectividad. “El gobierno tiene miedo de la red”, asegura Rebeca Enochong, directora de AppsTech, citada por Deutsche Welle. Según refiere, allí “el costo por megabyte de banda ancha para las operadoras es de 12.000 dólares. Una vez distribuido ese megabyte a un público amplio, el que disponga de 128 kilobytes puede conbsiderarse afortunado”.
Algunos gobiernos no ven los beneficios de la conectividad, que solo llegan a partir del 20% de penetración. No obstante, las previsiones para el continente en su conjunto son optimistas: se espera que, para 2025, se alcance un 50% de acceso y se cuente con unos 360 millones de smartphones, casi el doble de los que hay en EE.UU. a día de hoy.
Para hacer realidad ese potencial, grandes compañías del sector van estableciendo acuerdos con empresas de telecomunicaciones africanas a fin de ofrecer a los usuarios del continente servicios asequibles. Así, en Nairobi, Google, IBM, Microsoft, Nokia, Hewlett Packard y Samsung ya cuentan con sus propias instalaciones, tal como ocurre en Senegal, Ghana, Sudáfrica…
Internet accesible en dispositivos baratos
Internet.org es la iniciativa que adelanta Facebook para llevar la red a los lugares más recónditos de África. La idea de Mark Zuckerberg es reducir 10 veces el costo de los datos y el de su transmisión, y hacerlo mediante infraestructuras que lleven la señal más lejos sin necesidad de levantar más torres telefónicas. La idea consiste en que unos drones, pequeños aviones no tripulados, repitan la señal desde una altitud de 20 km.
Para ser asumible, el precio de la conexión no debe superar el 5% del ingreso mensual del usuario
Google, por su parte, aplica un sistema parecido, pero con globos que flotan en la estratosfera. Es el Proyecto Loon: los globos aprovechan las capas de viento multidireccionales para moverse en un sentido u otro y garantizar la cobertura en áreas de 40 km de diámetro, previa coordinación con las empresas locales de telecomunicaciones.
Los globos, sin embargo, parecen ser más vulnerables a accidentes, razón por la que Facebook los desechó. Se sabe que cayeron al suelo algunos en Sudáfrica, EE.UU. y México.
Con globos o drones, la cuestión es garantizar el acceso a la red a un costo asumible. La ONU establece que, para serlo, el precio de conexión no debe superar el 5% del ingreso mensual de una persona, pero en Madagascar puede equivaler al 24% del gasto de un hogar, y aun más en Angola: 50%.
Por ello, con la cooperación de empresas como Nokia, Samsung y Ericsson, Internet.org se está implicando en la producción de programas y dispositivos móviles más económicos, en los que instala aplicaciones que facilitan el acceso a la información concreta que más le interesa a una comunidad. En Senegal, por ejemplo, en asociación con la compañía Tigo, la iniciativa ofrece a sus usuarios la consulta de sitios como Facebook, BBC News, UNICEF, Malaria No More o Wikipedia; en Ghana se añaden otros de interés más local, como el portal de ofertas de empleo Jobberman o el buscador de becas en el extranjero Scholars4Dev.
Los beneficios de la conectividad
En los laboratorios de Nairobi se obtienen buenas variedades de semillas, pero muchos agricultores viven de espaldas a esa realidad: se transmiten oralmente entre sí sus experiencias (algunas erróneas) y de año en año obtienen malas cosechas. Otros, en cambio, buscan la ayuda de especialistas agrónomos, y es ese el filón que explota la empresa M-Shamba: les hace llegar por SMS la información necesaria para saber qué plantar, qué medios utilizar, cuándo habrá condiciones meteorológicas oportunas para hacerlo y qué precios pueden esperar para sus productos.
Como este, abundan los ejemplos del impacto de las TIC y la conectividad digital en la mejora de las condiciones de vida y trabajo de las comunidades africanas. No obstante, Calvince Okello, director de M-Shamba, advierte no obstante que la tecnología no es la “cura milagrosa para los problemas de la agricultura”: también es cuestión de actitud, conocimiento y disciplina del campesino.