No es verdad que la Edad Media fuera un período histórico sin cultura y salvaje, como nos quieren hacer creer algunos, y mucho menos en la península ibérica.
San Isidoro de Sevilla es considerado como el más célebre escritor latino del siglo VII. Por su vida y ciencia, puede decirse que personifica también la vida y la cultura hispano-visigoda.
A él corresponde el mérito de haber despertado y consolidado la conciencia de la unidad cultural de los pueblos germanos y románicos. Ha pasado a la historia como recopilador y re-elaborador del pensamiento de los clásicos, imbuido del saber de su tiempo y gran escritor, pues supo exponer en sus obras la herencia de la antigua erudición.
Sus Etimologías son consideradas como la primera enciclopedia que conocemos, sus Sentencias rebosan de ciencia; habla de las costumbres, de los oficios, escribe la historia de los reyes godos, vándalos y suevos en Los varones ilustres; trata de todo lo que podía discutirse entonces en los libros; comenta la Biblia, se entretiene en describir los más minuciosos detalles de la naturaleza… Puede decirse que su obra abarca todos los dominios de la ciencia, desde el alto campo de la teología hasta el más ordinario de las artes mecánicas.
San Isidoro es un ejemplo claro de cómo en el seno de la Iglesia y, especialmente, de los monasterios se fueron recopilando las grandes obras de la antigüedad y del pensamiento clásico. La labor ingente que se llevó a cabo durante siglos produjo grandes frutos en adelante.
En los monasterios se conservaron los libros, se copiaron, se miniaron. Allí acudieron los que deseaban aprender a leer y a escribir. Los monjes bautizaban y transmitían las ciencias, la lengua latina, todo en una armoniosa unidad. Por eso decía el Prof. Dawson: “Los monjes fueron los fundadores de la cultura medieval” (Dawson, 2005: 40).
La cultura que promueve San Isidoro se desarrolla de manera especial en las escuelas episcopales y monásticas esparcidas por toda España. A ellas tienen acceso, sobre todo, los clérigos, sin que por eso quedaran excluidos los laicos.
En estas escuelas se ofrecía un cuadro completo de las ciencias profanas y eclesiásticas. Todo esto se impartía en las escuelas, donde además se cultivaba la poesía, la música, la aritmética, la astronomía y el arte.
En el siglo XI comenzaron las escuelas catedralicias, donde los compendios científicos pasaban de mano en mano. El latín unificaba la cultura y la ciencia, la hacía accesible a todos y facilitaba los intercambios. Así, el desarrollo de la ciencia y de la técnica son dos constantes de la naciente cultura occidental, que empezó un lento despegue.
Posteriormente el centro del saber pasó de los monasterios a las Universidades, donde gracias a la lengua latina y a la unidad de los pueblos de Europa comenzó una transmisión intensa del saber. Las Universidades comenzaron a la sombra de la Iglesia y del Papado que confería su bula de erección y realizaba la convalidación de títulos.
Hacia 1200 los maestros de las diferentes escuelas comenzaron a reunirse en París organizando una corporación nueva: la universitas magistrorum. Después fueron muchas las universidades que se fueron creando en todas las partes de Europa. Además se fueron creando también las Facultades de Derecho y Medicina, donde se formaron muchos hombres para el gobierno de las naciones.
¿Como puede haber personas que hoy día, se refieren a la Edad Media como una época oscura e inculta? La Edad Media es la base y el fundamento de la desarrollada y tecnificada época actual.