Es posible que, en estos momentos, el del Voluntariado sea uno de los grupos constituido por un mayor número de personas que, independientemente de su sexo, edad, cultura o condición, se ofrecen voluntarias para realizar una tarea.
Se podría hablar de las características específicas del Voluntariado pero, de entre todas, hay una que destaca por méritos propios: la “diversidad”.
Diversos son los motivos que mueven a cada persona a ser Voluntaria. Distintos los campos en los que poder trabajar. Diferentes las ocupaciones a realizar en cada uno de ellos. Y como también lo son las aptitudes, los gustos y afinidades de cada una de las personas que determinan poner su tiempo libre a disposición de los demás, es lógico que cada una termine realizando cualquiera de las actividades en las que mejor encajen.
Gracias a la ayuda prestada por este movimiento cívico que, en definitiva, eso es el Voluntariado, la sociedad ha podido organizarse para hacerse cargo y prestar la atención que merecen algunos de sus integrantes, los más desvalidos.
Y como las necesidades se suceden, y la sociedad evoluciona, lo seguirá haciendo en la medida que “bolsas” de potenciales voluntarios, decidan comenzar a serlo.
Una de estas bolsas de voluntarios es de vital importancia en estos días. Es la integrada por varones, aún jóvenes, jubilados o prejubilados, cuya ayuda sería tan bien recibida como la lluvia tras la sequía, en tareas de administración y gestión que, ahora, debe realizar cualquier ONG.