Acabo de leer un artículo que me ha llamado la atención. Trata sobre la costumbre americana de que cada generación tenga unas preguntas en relación a un hecho histórico. Son las preguntas de esa generación. Así se pregunta: “¿tú que hacías cuando el hombre llego a la luna?”; o también: “¿dónde estabas cuando Nixon dimitió?”.
La pregunta de la generación que nació alrededor de los 70, la que ahora está tomando las riendas del país, es: “¿tú que hacías cuando se divorciaron tus padres?”
Se ha educado a toda una generación que el trabajo es lo importante, que lo mejor que se puede hacer en la vida es ganar dinero. De lunes a viernes se piensa con la cabeza, porque nos estamos jugando lo importante; los fines de semana, con el corazón. Por una buena posición profesional hay que jugárselo todo. Tópicos que quedan desechos cuando las personas se acercan a la jubilación y se van dando cuenta de que habían puesto la escalera del éxito en la pared equivocada. “Me jubilo el año que viene y me he cargado a la familia”, me decía un alto directivo no hace mucho.
Esta es una de las causas del mucho sufrimiento evitable que hay en la sociedad actual. Nunca una sociedad se ha hecho sufrir tanto a sí misma como la nuestra.
Si se toman medidas se puede revertir esta situación que, por cierto, tanto tiene que ver con la crisis económica que padecemos. Cada vez se oye con más frecuencia que la verdadera causa, la causa profunda de la crisis ha sido la falta de valores.