Dejando al margen la que muchas personas sienten, en diversos lugares -¿quién no la sintió alguna vez?- adueñarse de un balón que sabe no está perdido; copiar del compañero de clase las tareas; gastar en chuches lo recibido para un “bocata” o meterse en Internet aprovechando que los padres no están en casa… Son tentaciones ante las que suelen sucumbir muchos niños y menos niñas.
Decir a todo que sí para congraciarse con, o ser admitido en el grupo; ser una, o uno, de tantos, para no ir “contra corriente”; unirse la mayoría, sin esforzarse en saber o comprender qué es lo que dice; copiar en los exámenes, por sistema, en vez de estudiarlos; echar la culpa de los distintos y “aparentes” fracasos a padres y profesores... Son otras tantas tentaciones generalmente aprovechadas por muchachos de ambos sexos.
Culpar al compañero de la propia inoperancia; crear mal ambiente en el trabajo en torno al compañero que molesta por su laboriosidad; airear, sin pudor, situaciones familiares, para lograr razón o lástima; alargar horarios extra laborales innecesariamente o justificar ausencias con excusas mentirosas, para evitar hacer lo que molesta……. Son otras tentaciones que pueden afectar también a más mayores.
Tentaciones frecuentes siempre y más ahora, son también: dejar que se enreden entre los dedos, dineros de la empresa, donde se trabaja; “dejarse querer”, con prebendas o comisiones no merecidas, sin el menor asomo de rechazo; crear embrollos para multiplicar ganancias personales, que, ¿quién lo va a saber?. Estar prestos a recibir, “sin queja”, cualquier pelotazo…. O ¿no?.
También hay tentaciones “fáciles” en la vejez, aunque son más tolerables porque en la vejez ya nada resulta fácil. Es que todas estas, como las demás, tienen el mismo origen y el mismo destinatario, no importa la edad. La diferencia estriba en que en éstas el beneficio es inmediato como inmediata la satisfacción de la soberbia y egoísmo personales, que priman sobre cualquier otro noble sentimiento.
Lógicamente y como consecuencia, la aceptación y seguimiento de estas “tentaciones de lo fácil”, se llevan por delante, muchas cosas nobles, ajenas y propias, con diferentes efectos. Las ajenas, generalmente, producen dolor. Las propias manifiestan ausencia de verdad, incapacidad para la grandeza de ánimo y también… dolor, aunque más tarde.
Es que como la tentación, por venir del padre de la mentira tiene, como ésta, las patas muy cortas… Así que más valdría recordar y enseñar, que en este pícaro mundo…debe seguir primando “lo que cuesta es lo que vale”… que además, ennoblece