La violencia contra la mujer

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Ayer fue el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Aunque pueda parecer lo contrario, la realidad es que España registra una de las tasas de homicidios de mujeres más bajas del continente. Así, según Eurostat, dicha ratio se situó en los 0,48 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2017, por debajo de la media europea y a una gran distancia de otras grandes potencias como Francia (1,74), Alemania (0,91) o Inglaterra (0,85), tendencia que se mantiene actualmente. Sin embargo, la cifra de 50 mujeres asesinadas en lo que llevamos de año es insoportable  en una sociedad civilizada.  La violencia contra la mujer es una gran lacra que debemos erradicar entre todos.

Uno de los modos mas idoneos para lograrlo es destacar su papel fundamental en la familia y en la sociedad y sus maravillosas cualidades: su inteligencia, su enorme ternura, su generosidad incansable, su agudeza de ingenio o su gran capacidad de intuición.

Se defiende habitualmente que uno de los secretos está en una educación adecuada de los jóvenes que les infunda la actitud de respeto hacia sus compañeras  y amigas.

En general se respeta aquello que se reconoce como valioso  y digno  de admiración,  por lo que en la Educación Primaria sería una buena idea estudiar la vida y logros de las mujeres ilustres en la historia. Por ejemplo aquellas que han sido Premio Nobel como Marie Curie, Rita Levi, la Madre Teresa o Wangari Maathai, entre otras.

En Educación Secundaria ya se pueden estudiar más profundamente temas como  “La mujer en las letras de la música actual”, “La mujer en el arte”, “Alcohol, drogas y violencia de género” o “El uso de un lenguaje no sexista”.

El objetivo final sería, sobre todo,  dar visibilidad a la contribución de la mujer a lo largo de la historia con el fin de reconocer su papel, muchas veces desconocido; así como fomentar la superación de estereotipos, prejuicios y discriminaciones.

Por otra parte, es fundamental transmitir y poner en práctica valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto, la justicia y la resolución pacífica de conflictos.

Muchas actitudes agresivas podrían ser erradicadas si la prepotencia de muchos jóvenes y adultos es sustituida por una actitud de admiración y deseo de aprender de las extraordinarias cualidades de la mujer.

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