C. S. Lewis y Tolkien son dos de los escritores más influyentes y populares del siglo pasado, que impactaron en la cultura que vivimos de formas demasiado numerosas y diversas como para mencionarlas todas. La popularidad de Chesterton también crece, aunque no es tan popular como C.S. Lewis y Tolkien. Una de las razones por las que él es tan importante es por su enorme influencia sobre la obra de Tolkien y de Lewis, y por su influencia en la conversión de Lewis al cristianismo. De no haber sido por Chesterton, podríamos no haber tenido ni la Tierra Media ni Narnia.
El Señor de los Anillos (J.R.R. Tolkien) y Las Crónicas de Narnia (C.S. Lewis) no se explican sin G.K. Chesterton. Solo eso da idea de la importancia del creador del Padre Brown para la cultura del siglo XX.
Los tres escritores anuncian verdades intemporales con una importancia perenne para todas las épocas y culturas.
Tolkien creció devorando los libros de Chesterton. Lewis descubrió a Chesterton mientras servía en el Ejército Británico durante la Primera Guerra Mundial. En aquel momento, Lewis era ateo.
Lewis afirma que su lectura de El hombre eterno fue un hito crucial en su camino hacia la conversión cristiana. El capítulo de Chesterton “La ética de la tierra de los elfos”, en su libro Ortodoxia, tuvo un impacto profundo en la visión mitopoética tanto de Tolkien como de Lewis, tanto que podría decirse que bautizaron la imaginación de ambos. El hombre eterno fue un libro decisivo en la conversión de C.S. Lewis.
Si tuvieramos que describir a Lewis, Tolkien y Chesterton con una palabra serían las siguientes:
C.S. Lewis: Claridad. Tolkien: Arraigo. Chesterton: Ingenuidad.