El síndrome de Asperger es un conjunto de actitudes mentales que provienen de los trastornos del espectro de autista. Se enmarca dentro de los trastornos generalizados del desarrollo. El mortal perturbado tiene aprietos en la interacción social y en la comunicación con los demás.
Se diferencia del autismo infantil descrito por Kanner. No hay retraso en la aparición de las primeras palabras, aunque pueden existir particularidades que pueden llamar la atención, así como una protección de la inteligencia. La edad de la manifestación se asienta en la infancia. Las características del trastorno se hacen patentes en etapas tardías, cuando las destrezas para la relación social desempeñan un papel más central en la vida de la persona.
Lo cierto es que el autismo que apareció en los primeros años de la vida del niño, le acompañará siempre, hasta el final de sus días. Es una enfermedad de origen desconocido.
El director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) afirma que “los niños autistas sufren un conjunto de alteraciones que afectan al desarrollo infantil. Éstos cambios se producen porque existe un trastorno neurológico de base”.
Es necesario tener en las manos todos los elementos de juicio en el momento del diagnóstico, para abordar y corregir las alteraciones de la conducta del autismo. Muchos padres temen, les horroriza, este momento y no saben cómo afrontar la nueva situación y dudan de que la vida de su pequeño sea buena. Una vida siempre es una alegría, la existencia es un don divino.
Por otra parte, los especialistas aseveran que “es importante advertir a las familias de que no caigan en los tratamientos que no tienen ningún fundamento científico alguno.