Los premios Brave: el valor de la dignidad humana

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Los ejemplos dados por los ganadores de los premios ‘Brave’ demuestran que la dignidad de cada ser humano tiene valor en sí mismo, cueste lo que cueste. La compañía farmacéutica ‘Shire’ concede anualmente los premios ‘Brave’ a cuidadores no profesionales cuyas historias de entrega desinteresada a los enfermos -casi siempre dentro de la propia familia- son un testimonio inspirador.

Fuente: Carlota Fominaya : ABC

El desinterés, la determinación, el coraje y la esperanza. Estas son algunas de las cualidades que describen a los dieciocho cuidadores de todo el mundo galardonados con los 2013 Shire Brave Awards, un programa internacional que rinde homenaje a la valentía y la dedicación de los cuidadores no profesionales. De estas dieciocho personas que organizan sus vidas en función de los cuidados que prestan a los demás, cinco son españoles.

Entre las heroínas de este año está Carmen. Gracias a su infinita devoción por sus hijas, sus sonrientes gemelas de 15 años Miriam y Erika, ambas con parálisis cerebral, son las estrellas en cada evento familiar. «Ellas son felices, porque en esta casa hay mucho amor. Mis dos hijas son lo primero, no tienen la culpa de lo que les hicieron cuando nacieron. Mi vida es de mis gemelas. Desde aquel momento yo no he vuelto a trabajar. Bueno miento, a trabajar sí, a cobrar no», relata. Cada día, esta amorosa madre viste, lava y ayuda a realizar los ejercicios a sus niñas. Las lleva al taller de cerámica, música y clases de natación… «La gratificación de haber recibido el premio es enorme, pero necesitamos mucha ayuda porque son dos dependientes, no una y, además, como dice mi marido, no son solo los días, son también las noches», cuenta.

Otra de las premiadas es Antonia. Su hija, Vanessa, nació con osteogénesis imperfecta, o la también llamada enfermedad de los huesos de cristal, y los médicos dijeron que no viviría más de cuatro meses. Antonia no dudó en dejar su carrera como auxiliar de enfermería para cuidar a su hija a tiempo completo, y ha logrado que haya celebrado este año su 35 cumpleaños. «Al menos mi experiencia profesional me ha servido muchísimo a la hora de cuidarla». Pero de lo que más orgullosa se siente esta madre es de haber enseñado a Vanessa a leer y hacer cuentas, incluso cuando el sistema escolar no la aceptaba. «Me empeñé. La niña tiene una inteligencia que no concuerda con su defecto físico». La chica pudo entrar en el instituto, y hacer bachillerato de Ciencias Sociales y cursos de informática. «Si vieras cómo maneja el ordenador…», dice orgullosa su madre.

Alma de cristal

Ahora, tras todos estos años, y gracias en gran parte al amor, estímulo y atención proporcionados por su progenitora, Vanessa tiene un título de licenciada y, recientemente, ha publicado su primer libro, una autobiografía titulada Alma de cristal. «Estoy sumamente orgullosa, es una valoración al esfuerzo y al trabajo constante. Mi vida es suya», reconoce esta mujer.

Estos casos son solo dos ejemplos, pero representan a los millones de cuidadores que a diario en España tienen que alternar su trabajo y las tareas del hogar, con las necesidades médicas y sociales de otra persona que les necesita.

 

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