Hasta hace unos años, era impensable ver spots de videojuegos en televisión. Hoy en día, los fábricantes de consolas son la industria más fuerte del entrenimiento, probablemente porque otras empresas tienen que reducir costes por la crisis, el negocio de los videojuegos sigue creciendo a buen ritmo y es necesario publicitarlos.
Lo peligroso es que los videojuegos son empleados por los niños como una disyuntiva al aislamiento. El chiquillo alivia sus bravuras con la máquina hasta el extremo de llegar a incomunicarse, aumentando actitudes violentas.
Por otra parte, la situación de violencia que vive Ciudad Juárez, se ha plasmado en un videojuego, donde las armas y la rudeza son los principales atractivos. Todos los días, cada tres horas, es asesinado un habitante de esta ciudad del norte de México.
La situación de terror es extrema. Es por lo que la ciudad está en los primeros puestos de la lista internacional de urbes con mayor índice de acribillados a tiros. Los productores de la consola “Call of Juárez” ofrecen a los jugadores la probabilidad de ponerse en el lugar de los narcotraficantes. Los políticos del país juzgan que esta consola debe ser vedada.
El debate sobre la relevancia que tienen los videojuegos entre los consumidores continúa. Muchos son los censores que creen que el uso desmedido de los videojuegos afecta a los adolescentes, aumentando en ellos la brutalidad.