Tengo una hija de 19 años que dice que ella no cree en el amor. Que visto lo que está pasando en la sociedad, no se arriesga a estar toda la vida cambiando de pareja. Esto del matrimonio es una lotería- dice- y que ella no juega a eso. A mi me preocupa porque, antes o después, se va a enamorar de alguien. Con esas creencias, lo que le va a pasar es una incógnita.
Desde luego, no creo que lo diga por su padre y por mí, que somos un matrimonio que se quiere y que llevamos casados 22 años. ¿Cómo cree que debo enfocar el problema?
Lo que usted me dice, está ocurriendo, con una cierta frecuencia en la sociedad actual. A mi entender no hay nadie que no crea en el amor. Es el mayor anhelo de la naturaleza humana. A lo que aspira cada persona. Todo el mundo desea querer y ser querido. Con sus virtudes y sus defectos.
Como es un deseo intrínseco de la naturaleza humana, nadie puede quedarse al margen de el. O sea, todo el mundo quiere ser querido con un amor grande, pleno. Luego su hija, y todos los que piensan como ella, que ya le digo que va en aumento, deben estar diciendo otra cosa.
Hay muchas personas, que cuando ven lo que la sociedad actual, en muchos casos, está llamando amor, que no es más que una serie de sentimientos muy periféricos, débiles e inconexos, lo que en el fondo piensan, es que ellos no quieren ser queridos así.
Cuando todo a lo que se llama amor se basa en algo cambiante, poco profundo, muy superficial, donde el sentido del compromiso no existe, es lógico que mucha gente no quiera eso para ellos. A eso no juego, piensa mucha gente, yo quiero ser dueño de mis amores. Y que el que me quiera también lo sea. Si la persona es libre lo es, fundamentalmente, por que tiene capacidad para amar.
Una persona que base su amor solo en el sentimiento, está incapacitada para amar. Sería una persona que iría de “amor en amor”. Esto puede parecer duro, pero es así. Las revistas y programas del corazón son ejemplo diario de ello. Personas que llegan a una edad madura y que dan la sensación, muchas veces real, de que a pesar de buscar el amor durante toda su vida, no las quiere nadie. Han buscado mal. No saben lo que es amor y, posiblemente, las personas que las han “querido” tampoco saben amar.
Si un amor que se enfocara, antes o después, solo en el sentimiento, en la emoción, no sería un amor. Sería un desamor, porque estaríamos quitando ingredientes al mismo y terminaríamos desnaturalizándolo. Lo perderemos seguro. Todo lo que emocionalmente se crea, emocionalmente se destruye. El amor se basa en el sentimiento, voluntad e inteligencia.
Si el sentimiento ayuda bien, pero hay veces que no ayuda, entonces, si el amor ya es un amor comprometido, no quiere decir que ya no exista. Simplemente que hay que poner en marcha la voluntad y la inteligencia.
Entonces es cuando nos damos cuenta, que el amor sí depende de mí.
Yo soy dueño de mi voluntad, y, además, puedo utilizar mi inteligencia para fortalecer ese amor. Independientemente de por donde me lleven mis sentimientos.
Cuando uno se da cuenta que, aunque requieran esfuerzo, uno si es dueño de sus amores, ese descubrimiento aumenta la confianza en la capacidad de amar del ser humano. También aumenta la ilusión y el deseo de amar.
Lógicamente, hay que buscarse a alguien con quien compartir la vida, que este dispuesto a luchar por sus amores. Que tenga un concepto verdadero de lo que es el amor. Donde tenga cabida la inteligencia y la voluntad.