La generación del milenio no ha heredado la actitud rebelde y los hábitos poco saludables de los hijos de los “babyboomers”. La imagen de una juventud desenfrenada que transmiten con frecuencia los medios de comunicación no coincide con los datos ofrecidos por algunos estudios, que muestran un descenso de las conductas de riesgo en los adolescentes de algunos países.
FUENTE: ACEPRENSA
Menos alcohol y menos cannabis
Un ejemplo es Alemania. Mientras que en 2002, solo un 13% de los adolescentes aseguraba no haber consumido nunca alcohol, diez años más tarde decía los mismo un 30%. Además, allí ha descendido en un tercio el número de jóvenes de 18 a 15 años que toman bebidas alcohólicas todas las semanas, en comparación con los años noventa.
También los jóvenes de EE.UU. parecen sentirse menos atraídos por el alcohol, pues la práctica de beber en la calle se ha reducido en algo más del 30% desde el año 2000. Un descenso similar se ha producido en otros países europeos, como el Reino Unido, Italia o España.
La propaganda antitabaco ha resultado eficaz en la nueva generación de jóvenes, ya que hay menos fumadores que antes. Pero la mayor permisividad en torno al consumo de cannabis, sobre todo en EE.UU., explica que en este país haya crecido su uso: el 23% de los jóvenes de 17 a 18 años lo consume habitualmente. No es así en Europa, pues en Italia, Reino Unido y Alemania cada vez son menos los adolescentes que fuman marihuna.
La tendencia mejora en el caso de los jóvenes que pertenecen a alguna minoría, menos propensos al consumo de drogas. El 17% de los adolescentes blancos de EE.UU. ha probado la cocaína, pero solo lo ha hecho el 11% de los hispanos y el 10% de los negros.
Pese a esta caída del consumo de las drogas tradicionales, preocupa la adicción a los estimulantes y el mayor uso entre los jóvenes de medicamentos que mejoran el rendimiento intelectual.
Adolescencia y sexualidad
Algunos de estos cambios ayudarían a explicar el descenso de la delincuencia juvenil en ciertos países, como el Reino Unido. Según los datos oficiales, en Inglaterra y Gales 28.000 jóvenes de 10 a 17 años fueron condenados por la comisión de su primer delito en 2013, una cifra significativamente menor a los 111.000 de 2007.
La mayor implicación de los padres en la educación y cuidado de sus hijos puede ser una de las claves para prevenir conductas de riesgo
Según estudios realizados por el Alan Guttmacher Institute, los chicos de hoy tienen relaciones sexuales más tarde y ha descendido el porcentaje de embarazos en la adolescencia en EE.UU. y Reino Unido, donde era más preocupante la situación. En el primer caso, ahora hay un 50% menos que hace veinte años. Es relevante destacar, por otro lado, que según el Center For Disease Monitoring and Control, los adolescentes en la UE son el grupo de población con menores casos de enfermedades de transmisión sexual.
Aunque no hay cifras disponibles para todos los países y es difícil realizar conclusiones generales a partir de las existentes, en algunas regiones la transgresión de la juventud parece haberse suavizado. Francia, Grecia o Chipre serían algunas excepciones en Europa: en el país galo ha repuntado el consumo de drogas y los casos de violencia juvenil; en los otros dos, cada vez es mayor el número de jóvenes que consume alcohol.
Más tiempo con los hijos
Como apuntan en The Economist, no puede identificarse un factor determinante que explique este cambio, al que parecen haber contribuido diversas circunstancias. Por un lado, hay que mencionar los efectos de las políticas que endurecían el tratamiento de ciertas conductas, como las leyes antibotellón en España, Italia o Alemania o la mayor severidad tributaria que en Australia reciben los refrescos con alcohol que se han puesto de moda entre la juventud.
Por otro lado, no se puede pasar por alto que la generación del milenio es menos importante demográficamente y que está creciendo en sociedades inmersas en un paulatino proceso de envejecimiento. En Alemania, de hecho, la edad media de la población es en la actualidad de 46 años.
La situación económica puede tener también su relevancia. La reducción de la oferta de empleo debido a la crisis ha obligado a los jóvenes a mejorar su cualificación profesional y por ello ha crecido la demanda de formación. En los 34 países de la OCDE, el 83% de los chicos entre 15 y 19 años está escolarizado; también ha aumentado el número de jóvenes adultos que cursan estudios universitarios. Pero todos ellos disponen de menos dinero para gastar en actividades de ocio debido al aumento de los costes de la enseñanza.
También tiene algo que ver en estos cambios la transformación y la mejora de las relaciones paterno-filiales. Padres y madres pasan hoy más tiempo con sus hijos que antes; incluso las madres que trabajan en la actualidad dedican más minutos al cuidado y la atención de sus hijos que las amas de casa de los sesenta, según un estudio sobre el uso del tiempo realizado en 20 países.
Con mayor nivel de estudios que sus antecesores y por regla general, mejor situación económica, los padres de hoy tienen menos hijos y más tarde. Además están más preocupados por su desarrollo, les ayudan en sus trabajos escolares y siguen más atentamente su evolución.
Problemas de autoestima
Lo paradójico es que la normalización del comportamiento social de los jóvenes no se ha traducido en una mejora de su autoestima ni en un crecimiento de su bienestar. En muchos países, y con independencia de la situación económica, los trastornos de ansiedad y depresión son más comunes entre los adolescentes que en la edad adulta.
Esta falta de satisfacción de los jóvenes puede haberse acentuado por la creciente competitividad, tanto en la escuela como en el mercado laboral, y la importancia social que se otorga al éxito económico y profesional. Además, como indica The Economist, hoy los chicos están más expuestos a la mirada social, debido al uso generalizado de las redes sociales, y eso aumenta la tendencia a compararse con los demás.