OT el reencuentro: éxitos y miserias

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ot-el-reencuentroAyer pudimos disfrutar en TVE del reencuentro, 15 años después, de los participantes de la primera edición de «Operación Triunfo«, concurso que marcó un antes y un después en los reality show televisivos.

Resultó curioso y nostálgico a la vez contemplar a los primeros triunfitos reunidos otra vez. Pero lo más interesante del fenómeno es analizar la trayectoria personal de cada uno de ellos a la vuelta de estos 15 años. Como era de esperar a unos les ha sonreído más la vida con un mayor éxito profesional que a otros, pero lo esencial es contemplar su trayectoria personal.

Todos conocemos por las noticias de los medios de comunicación la vida, por lo menos de los más conocidos. Y en ese aspecto, algunos de ellos, con un  éxito moderado, han conseguido y mantenido una vida familiar sosegada y equilibrada y otros, con grandes triunfos, han desarrollado una trayectoria personal y familiar que  ha pasado por diversas rupturas amorosas. Una de las claves puede estar en el comentario que pudimos oír a uno de ellos muy famoso en una reciente entrevista: «Rosanna es la perfección. Es yo en mujer».

En esta frase esta todo dicho, pues nos revela la clave de casi todas las separaciones y divorcios: la adoración del propio yo y el planteamiento egoísta en la relación amorosa. 

Por desgracia, las tendencias culturales actuales  parecen imponer una afectividad sin límites, una afectividad narcisista, inestable y cambiante que no ayuda siempre a los sujetos a alcanzar una mayor madurez. Los casados se sienten a menudo inseguros, indecisos y les cuesta encontrar los modos para crecer. Son muchos los que suelen quedarse en los estadios primarios de la vida emocional y sexual. lo malo es que sus  crisis desestabilizan la familia a través de las separaciones y los divorcios, puede llegar a tener serias consecuencias para  los hijos y la sociedad. Las crisis matrimoniales frecuentemente se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas.

En general se desprecian las consecuencias de la separación o del divorcio sobre los hijos, en cualquier caso víctimas inocentes de la situación. Por encima de todas las consideraciones que quieran hacerse, ellos son la primera preocupación, que no debe ser opacada por cualquier otro interés u objetivo.  Se debe evitar por todos los medios tomar el hijo como rehén. No deben ser los hijos quienes carguen el peso de la separación, usándolos como rehenes contra el otro cónyuge. Los hijos deben crezcer escuchando que la mamá habla bien del papá, aunque no estén juntos, y que el papá habla bien de la mamá. Es una irresponsabilidad dañar la imagen del padre o de la madre con el objeto de acaparar el afecto del hijo, para vengarse o para defenderse, porque eso afectará a la vida interior de ese niño y provocará heridas difíciles de sanar.

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