La popular actriz Jennifer O´Neill asesinó, con 19 años, a su propio hijo abortándolo, pesarosa asevera: “La mujer no está hecha para matar a sus hijos”. A continuación abusó de la ingesta de bebidas etílicas y de los narcóticos y padeció una profunda desesperanza. Es portavoz de la campaña publicitaria para sensibilizar a las mujeres embarazadas de las secuelas del aborto.
También el intérprete de la serie “Star Trek”, Gary Graham, ha reconocido abiertamente que el aborto es un crimen y que “las cicatrices que se marcan en el alma de la mujer que aborta, nunca sanan”.
El Papa Benedicto XVI, en su estancia en Viena, al hablar de los derechos humanos, afirmó que “el más importante es el derecho a la vida, desde su concepción hasta su fin natural. El aborto es una profunda herida”.
Por otra parte, Mahatma Gandhi, aseveró que “Me parece tan claro como el día que el aborto es un crimen”. Igualmente Teresa de Calcuta afirmó que: “Si aceptamos que una madre puede matar a su hijo, ¿cómo podemos rechazar que la gente se mate entre sí?”.
Asimismo, el líder político Martin Luther King dijo: “No sólo tenemos la obligación legal de obedecer las leyes justas, sino también una obligación moral; pero, de igual manera, tenemos la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas”. Por lo tanto, se deben incumplir todas las leyes que arremetan contra la ley natural.
“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”, anima el arzobispo Jaume Pujol Balcells. El prelado alude de modo especial al aborto.
Por último, según la institución abortista más significativa del universo, la Federación Internacional de Planificación Familiar, asevera que: “la incidencia del trauma post-aborto, para jóvenes que se practican el aborto quirúrgico, puede llegar a alcanzar hasta el 91% de los casos.”
Las mujeres que abortan comienzan a padecer los síntomas post-aborto: zozobra, desesperación, delirios, desvelo, embriaguez, drogadicción, desesperanza, psicosis… y suicidio.