A CADA CUAL LE QUIERE POR SÍ MISMO
Aquel hombre, hundido en la miseria,
que apenas si conserva forma humana,
capaz de las acciones más perversas
y que no respeta a nadie ni a nada.
El otro, que corrió tras el placer,
sin importarle el daño que causaba,
dejando a los niños y a la mujer,
en busca de otros brazos y otra cama.
Hay quien siente la atracción del dinero
y vive para acumular tesoros;
muchos sienten envidia de lo ajeno
y si los ven medrar, les causa enojo.
Al que es violento, la ira le arrebata
y le lleva a hacer daño a los demás;
ves que por la menor cosa se enfada
y pierde los estribos al gritar.
Hinchado de soberbia como globo,
se siente superior a los hermanos
y los mira por encima del hombro;
si lo ignoran, se siente despreciado.
Algunos, que tienen por dios el vientre,
se entregan a comer y a la bebida,
sin pensar en el hambre de la gente
que a su lado carece de comida.
Verás acomodado, sin esfuerzo,
al perfecto holgazán, al perezoso,
que prefiere estar cómodo en su asiento
al trabajo por un final glorioso…
Cada persona tiene sus defectos
y nadie se ve libre del pecado,
pero el Señor nos sigue siempre atento
a tendernos la mano y perdonarnos.
A cada cual le quiere por sí mismo,
en la Cruz por cada uno se entregó.
¡Nos rescata del profundo abismo,
nos redime por medio del Amor!
José García Velázquez.