Siempre dispuesto
para escuchar a quien se acerca
paciente,
próximo,
expectante.
¡Que diferencia
con los poderosos
de la tierra!.
Quien está investido
de la mínima autoridad,
hace esperar
al que le visita
minutos, horas,…
o incluso inventa excusas
para no recibirle o mandarle volver
varios días más tarde.
¡Hay que hacerse valer!.
Contigo
no hay que pedir cita,
ni guardar cola.
En cuanto abren
las puertas de la iglesia
puedo pasar a verte:
puede ser un saludo,
una breve visita
o una conversación más larga.
¡Siempre disponible!
Siempre presente,
cercano al hombre,
enamorado.
El amigo perfecto
que nunca falla,
al que siempre
encuentras en casa
y le puedes
contar todo,
hablarle
y escucharle,
siempre dando amor,
entregando Vida,
haciéndonos partícipes
del Misterio
y abriendo los brazos
para acogernos
como hermanos,
cada día más
hijos en el Hijo.
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