No seas atolondrado,
menos desagradecido,
con Quien todo te lo ha dado
y nada a cambio ha pedido.
Prisas y preocupaciones
dejan al alma aturdida
en pos de las distracciones.
Si paras y reflexionas
de donde vienen tus dones,
Quién tus pecados perdona
y te ama sin condiciones;
de continuo está llamando
si reconoces su voz:
¡se sensible a los reclamos
insistentes del Señor!
Si a cualquiera le agradeces
el más pequeño favor,
a Quien te los da con creces
¿no le entregarás tu amor?.