Doy gracias por la poesía:
me permite cada día
asomarme al exterior;
a veces con alegría,
otras con melancolía,
según se porte el humor.
Es siempre la mejor vía
para hablar de cobardía
si se presenta el dolor,
evitando que la arpía
tentación de la acedía
se adueñe de mi interior;
también por la fantasía
aparece simpatía
donde había resquemor
y hasta me da valentía
para huir de la apatía
si va creciendo el temor;
es siempre la garantía
de seguir en sintonía
con los demás por amor…
Mientras le canto a María,
doy gracias por la poesía
a Dios, que fue su Creador.