LÁGRIMAS SALADAS
Ya sean de alegría
o de esperanza,
sean lágrimas fingidas
o de añoranzas:
no saben nunca dulces,
siempre saladas.
Pueden ser de impotencia,
de odio, de rabia,
a veces de impaciencia
por la tardanza:
no saben nunca dulces,
siempre saladas.
Lágrimas de dolor,
de horas amargas,
por traición o desprecio
de quienes amas:
no saben nunca dulces,
siempre saladas.
En los buenos momentos
también se escapan
y corren como ríos
sobre tu cara:
no saben nunca dulces,
siempre saladas.
Sea cual sea la causa,
al fin son lágrimas
que se han ido formando
en tus entrañas:
por eso no son dulces,
siempre saladas.