Este otro poema también está relacionado de alguna forma con el Año Nuevo. Cuando creemos que hemos llegado a la meta y renunciamos a luchar, en vez de avanzar, retrocedemos.
Una gran tentación
San Agustín advierte:
aquel que decidió
dar reposo a su mente
y ya no progresó,
no avanza, retrocede
en su camino a Dios.
Se pierde inútilmente
quien cree que ya llegó,
quien no constantemente
renueva el corazón.