Si descuidas la limpieza
de tu pelo y de tu mente,
las sierpes en la cabeza
pueden llegar a crecerte;
así debió de pasarle
a quien el alma tenía
con ideas deleznables
ocupada todo el día:
de los demás mal pensaba
y enredaba a todas horas;
de su mente destilaba
sólo veneno y ponzoña.
Hasta que llegó un momento
que resultó sorprendente:
vio cambiados sus cabellos
por venenosas serpientes.